25 de junio de 2009

“Carne feliz”: haciendo que los humanos se sientan mejor comiendo animales




Dos artículos recientes de Gourmet Magazine, nos muestran la clara dirección hacia la que nos está llevando el movimiento por la “carne feliz” [ver, por ejemplo, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8], que es promovido virtualmente por todas las grandes organizaciones de bienestar animal.

El primer artículo, "Politics of the Plate: Humane Beings" [18 de mayo de 2009], nos dice:

«Local, de estación, crado humanitariamente. Tal vez no sea una frase fácil para decir, pero podría ser pronto el nuevo mantra de los que son comedores conscientes. El manejo humanitario de animales, practicado hoy en día sólo por un pequeño número de productores, está listo para estallar en los próximos años, convirtiéndose en una calurosa (y bienvenida) tendencia, de acuerdo a los panelistas asistentes a la conferencia de Monterrey Bay Aquarium’s Cooking for Solutions, realizada la semana pasada. 
“Estoy trabajando en grandes proyectos que jamás soñé que pudieran suceder,” dijo Tim Amlaw, director del programa de animales de granja de la American Humane, con sede en Englewood, Co. “Vamos a hacer la transición.” Amlaw estimó que alrededor del 3% de las granjas que crían “las principales especies de proteína animal”, en los EE.UU., calificarían actualmente para la certificación humanitaria dada por este grupo. Él espera alcanzar el 35 % dentro de los próximos cinco años. 
Parte del impulso provendrá de las nuevas leyes y reglamentaciones. En el noviembre pasado, los californianos aprobaron la Proposición 2, que prohíbe a los granjeros confinar a los terneros, a las cerdas preñadas, y a las gallinas ponedoras, en fosas y jaulas demasiado pequeñas como para permitir el movimiento normal. “La Proposición 2 es justo la punta del iceberg,” dijo Marcus Benedetti, presidente de Clover Stornetta Farms, una empresa láctea con certificación humanitaria, de California. “Si los votantes de este estado supieran lo que estaba pasando en el resto de la agricultura animal, habría referéndum tras referéndum.” 
Además de la acción reglamentadora, la tendencia hacia un mejor manejo de los animales está siendo motivada por la demanda del consumidor. “Nuestra organización tiene 131 años,” dijo Amlaw. “Ahora, por primera vez, nos estamos moviendo desde un modelo donde el gobierno está forzando a los granjeros a adoptar mejores prácticas, hacia otro modelo donde es la demanda del consumidor la que los está empujando en la dirección correcta. El mejor modo de conseguir que las corporaciones hagan cambios es mostrarles que hay dinero en ello. Los consumidores están diciendo ahora: ‘Queremos una comida que venga de una fuente mejor.’” 
Temple Grandin, autora y profesora asociada de ciencia animal de la Universidad del Estado de Colorado, se especializa en desarrollar técnicas humanitarias de cría y matanza de animales. Ella puntualizó que las buenas prácticas traían beneficios financieros. “Todo se resumen en el desenvolvimiento de la ganadería ,” dijo. “Vacas bien tratadas dan más leche; cerdas, más lechoncitos.” Agregó que los cerdos y las vacas matados humanitariamente producen una carne de calidad superior que aquéllos que sufrieron condiciones de estrés. 
Grandin, que estableció un conjunto de normas numeradas claras y objetivas para los procedimientos de matanza humanitaria, está trabajando actualmente en la creación de su propio programa de certificación humanitaria, destinado a los productores humanitarios. “No quiero que esto sea una cosa de marketing,” dijo ella. “Voy a asegurarme de que ellos estén haciendo lo que dicen que están haciendo.” 
Los incentivos financieros, las leyes, y el estricto monitoreo son todos buenos, pero Grandin recordó a los participantes el argumento más importante de la granja humanitaria. “Es la cosa correcta para hacer,” dijo ella. “Los animales sienten dolor.”»
Noten que Grandin confirma que las reformas bienestaristas se traducen en beneficios financieros para los productores:
“Todo se resume en el desarrollo de la ganadería” dijo ella. “Vacas bien tratadas dan más leche; cerdas, más lechoncitos.” Agregó que los cerdos y las vacas matados humanitariamente producen una carne de calidad superior que aquéllos que sufrieron condiciones de estrés.
Noten también que el artículo se refiere a los proyectos de certificación “humanitaria”, promovidos por las grandes organizaciones de bienestar animal.

De acuerdo con el segundo artículo, "Humane Slaughterhouses" [9 de junio de 2009]:
«Cuando comencé, el manejo de los animales era atroz. Se usaba la picana eléctrica sin parar”, dice Temple Grandin, reflejando las casi cuatro décadas que pasó diseñando mataderos humanitarios para la industria cárnica. Cuando Grandin comenzó su trabajo en los inicios de la década de 1970, lo hizo desde la perspectiva de la vaca, subiendo las rampas del matadero para identificar las sombras, los reflejos y las luces brillantes que asustaban a los animales y los hacían detenerse. Grandin, que publicó recientemente su sexto libro, Animals Make Us Human, ha trabajado con frigoríficoss grandes y chicos y ha sido testigo de condiciones de pesadilla. Hoy, está entusiasmada con el sistema de monitoreo por video que creó, el cual permite que terceros puedan, de manera independiente, monitorear los mataderos en cualquier momento, en Internet: Cargill recientemente anunció que instalaría el sistema en todas sus plantas. “Trabajé en este sistema durante todo un año,” dice Grandin. “Deberíamos tener el sistema funcionando en siete u ocho instalaciones para producción de carne de vaca, para fin de año.” 
Mientras que muchas personas prestan atención a la cuestión de lo que significa criar un animal humanitariamente, pocas se detienen a considerar la noción –y la ostensible paradoja– de la matanza humanitaria. Palabras como “pastoreado”, “alimentado a pasto,” y “a campo libre” son ahora sinónimos de carne de calidad, ellas llevan un significado potente y además simbólico que alivió la conciencia del consumidor y manejó muchas campañas de marketing. Pero la idea de cómo un animal encuentra su último destino es usualmente ignorada –hasta que, por supuesto, vemos, en YouTube, un video de vacas dolientes siendo colgadas por las máquinas rasadoras, hacia su muerte. 
“Mi perspectiva de lo que es humanitario va más abarcadora de cómo han matado a la vaca. Es cómo tratamos a los humanos, también,” dice Bey Eggleston, el fundador de EcoFriendly Foods. Eggleston procesa animales en una pequeño frigorífico para muchas especies, que construyó en el área rural de Virginia, casi diez años atrás, inspirado, en parte, en los métodos de Grandin. Aunque su carne sustentable de vaca y de pollo, se hayan convertido en una especie de “culto” seguido entre los chefs y los cocineros domésticos, la realidad de la producción de esas carnes está muy lejos de ser glamurosa. 
Debido a su pequeño tamaño (emplea 15 trabajadores), a su firme convicción de que “el animal necesita ser respetado,” y a su preocupación por el bienestar de sus empleados, la empresa de Eggleston es cara y relativamente ineficiente. Mientras que la industria de la carne convencional (a la que él se refiere como “mi competencia”) puede procesar 130 pollos por minuto, Eggleston y sus empleados procesan cerca de 400 por día, “lo menos que ustedes pueden hacer, y aún poder afrontar la renovación del equipo y pagar a todos.” El año pasado, dice, hicieron cerca de 800 por día, pero los trabajadores estaban exhaustos después del almuerzo. “El tratamiento humanitario de la mano de obra es una preocupación económica,” dice. Para tratar a los animales correctamente, él necesita tratar a sus trabajadores correctamente. “Tienen que considerar los aspectos humanos de de lo que es necesario para hacer este trabajo. Mis empleados sólo están tratando de obtener un cheque,” admitió Eggleston, “pero saben que les estoy pidiendo que sean compasivos y sensibles.” 
Dan Barber es uno de los chefs que se benefician de los pequeños empresarios, como Eggleston: Barber ha servido las carnes de EcoFriendly en sus dos restaurantes Blue Hill. Para él, la importancia de la matanza humanitaria se manifiesta en la calidad de la carne –pero encuentra que es relativamente difícil la adhesión de los mataderos a sus normas. Si bien existe una instalación para animales pequeños como pollos y pavos en Stone Barns, los animales de mayor tamaño van hacia otro lado, usualmente hacia los mataderos de Nueva Jersey o de Upper Hudson Valley. Es difícil hacer exigencias a los granjeros pequeños que abastecen de otra carne para sus restaurantes, dice Barber, porque todos los mataderos locales de alta calidad han desaparecidos de Hudson Valley. “Los profesionales de los frigoríficos están realmente interesados en un negocio del tipo “tamaño único,” dice. Él ve alguna posibilidad en los mataderos itinerantes, que visitan las granjas y matan a los animales en el lugar. “Es realmente eficiente y de bajo costo,” dice Barber. “Y los animales están menos estresados porque son procesados en la granja.” 
Sin embargo, los pequeños mataderos no garantizan necesariamente la matanza humanitaria. “La velocidad de las líneas de producción no es malo en sí mismo,” dice Grandin. “Lo que es malo es un matadero repleto y sobrecargado. Vi una pequeña instalación que era perfecta con sus 26 bovinos por hora y horrible con 35.” Condiciones pobres, dice ella, son frecuentemente el resultado de un manejo pobre. Mucho de su trabajo se ha focalizado en el mejor diseño del equipo, pero, sin un cuidado y una operación apropiados, las máquinas como las pistolas neumáticas usadas para matar ganado, no aseguran una muerte rápida y sin dolor. De nuevo, aquí es donde el factor “humano” es tan crucial para la ecuación “humanitaria”: mientras que la mayoría de los operadores aturden a los animales manejan el equipo apropiadamente, Grandin dice que también hay que prever que los sádicos no tengan algún contacto con los animales, o con la maquinaria que los mata. 
Finalmente, para Grandin, “humanitario” es una palabra demasiado fuerte. “Más bien prefiero decir muerte con bajo estrés y dolor,” dice ella –idealmente, como tan estresante como el pinchazo de una vacuna. El más grande obstáculo, siente ella, es la cantidad. “La cualidad y la cantidad son dos objetivos opuestos,” dice Grandin. “Pero existe un equilibrio sensato.”»
Temple Grandin, que aparece en ambos artículos, es celebrada por la comunidad del bienestar animal e incluso recibió el Premio “Visionary” 2004 de PeTA .

El movimiento por la “carne feliz” intenta hacer que el público se sienta más cómodo respecto de la explotación animal y asegura que la discusión social acerca de la ética animal permanezca enfocada lejos de la cuestión relevante –¿por qué estamos comiendo animales, para empezar, dado que no es necesario para la salud humana, es un desastre ecológico y, lo más importante, resulta en que imponemos sufrimiento y muerte a no humanos sintientes?

El movimiento por la “carne feliz” está logrando esos objetivos, y eso no representa ninguna clase de progreso. Muy por el contrario. El movimiento por la “carne feliz” representa un significativo paso hacia atrás.



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