19 de marzo de 2016

Por qué la reforma bienestarista y las campañas monotemáticas promueven necesariamente la explotación animal





El propósito de las campañas de reforma bienestarista y de las campañas de un solo tema es construir coaliciones que incluyan a aquellos que creen que la explotación animal per se es moralmente aceptable y que sólo se oponen al objetivo de la campaña de reforma bienestarista o monotemática en particular. Dichas campañas deben jugar con el nivel más bajo del espectro o perderán esa parte de la coalición.

Y ése es precisamente el problema.

Una campaña de reforma bienestarista que pretende eliminar gradualmente las jaulas de gestación para los cerdos busca construir una coalición que incluya a las personas que consumen productos animales, incluida la carne de cerdo, pero que están de acuerdo en que la jaula de gestación no es 'humanitaria'. Una campaña de reforma bienestarista que pretende eliminar la tradicional jaula en batería para gallinas ponedoras busca construir una coalición que incluya a las personas que consumen huevos de gallinas confinadas en una jaula "enriquecida" o en una gran jaula conocida como establo "sin jaulas". Una campaña monotemática dirigida al fuagrás pretende crear una coalición que incluya a las personas que comen carne, pero que piensan que el fuagrás es moralmente distinguible del resto de la carne. Una campaña monotemática dirigida a la carne pretende crear una coalición que incluya a las personas que consumen productos lácteos y huevos. Una campaña monotemática que se centra en la piel busca construir una coalición de personas que usan lana, cuero o seda en lugar de pieles.

Dado que las campañas de reforma bienestarista y las monotemáticas tratan de crear coaliciones de personas, muchas de las cuales realizan conductas que no se distinguen del objetivo de la campaña de reforma bienestarista o monotemática concreta que apoyan, estas campañas promueven necesariamente la explotación animal que no es el objetivo de esa campaña bienestarista o de la monotemática. Es decir, la campaña de reforma bienestarista caracteriza la reforma del uso o los productos que no son el objetivo de la campaña monotemática (pero que son moralmente indistinguibles de él), como más "humanitaria" o "compasiva", no sólo como una cuestión de hecho (supuestamente causa menos sufrimiento), sino como una cuestión normativa o moral. En otras palabras, las campañas bienestaristas y las monotemáticas comunican al público que el uso supuestamente reformado o el producto no condenado es lo que la gente debería apoyar.

Así que una campaña contra las jaulas de gestación debe promover la carne de cerdo sin jaula como una opción normativamente deseable, como lo que la gente debería apoyar y consumir. Si la campaña llegara a sugerir que todo el consumo de carne, o incluso todo el consumo de cerdo, es moralmente incorrecto, quienes se oponen a las jaulas de gestación, pero que por lo demás piensan que el consumo de carne o de cerdo está bien, no apoyarían ni donarían a la campaña.

Para ponerlo en términos sencillos: si María consume carne pero está de acuerdo en que la jaula de gestación es cruel, va a donar a una campaña que entiende que consumir productos animales distintos al cerdo enjaulado es moralmente mejor que consumir cerdo enjaulado y que ella se está comportando más moralmente que la gente que consume cerdo enjaulado. No va a apoyar y donar a una campaña que dice que lo que ella hace no es moralmente mejor que lo que hacen los que consumen carne de cerdo cruda. Como podemos ver fácilmente, esta situación tiene como resultado la promoción de la idea de que la explotación animal de María es moralmente aceptable.

Una campaña monotemática contra el fuagrás debe promover la idea de que lo que se debe hacer es comer un trozo de carne, pollo o pescado, o un paté de hígado de ganso que no haya sido alimentado a la fuerza. Si la campaña llegara a sugerir que la gente debería dejar de comer todos los productos animales o incluso sólo toda la carne, aquellos que piensan que alimentar a los gansos a la fuerza está mal pero que comer productos animales está bien por lo demás no apoyarían -o donarían- la campaña. Una campaña monotemática contra las pieles debe promover la idea de que la gente debería llevar lana o cuero en lugar de pieles. Si la campaña contra las pieles sugiriera incluso que también es inmoral llevar lana o cuero, aquellos que piensan que es trágico que los cachorros de foca sean apaleados o que los zorros sean atrapados en trampas de sujeción en las patas, pero que llevan lana y cuero, no apoyarían ni donarían a la campaña. Una campaña contra la jaula de gestación no puede entenderse como la promoción de no comer cerdo, ni carne, ni productos animales, o no crearía una coalición porque quienes comen cerdo u otros productos animales no la apoyarían.

Todas estas campañas de regulación deben hacer la pretensión de que la actividad o el producto en cuestión es moralmente distinguible de las actividades o productos que no son objeto de la campaña de regulación y que estos últimos son alternativas moralmente deseables. Si a quienes siguen participando en la explotación animal no se les dice que su explotación les convierte en personas "compasivas", no apoyarán la campaña de regulación. Hay que hacer que las personas se sientan cómodas y se les hace sentir cómodas mediante una insidiosa pretensión de que el objetivo de la campaña es inmoral y su propia conducta no es inmoral, o lo es mucho menos.

Así que, en efecto, las coaliciones para la reforma bienestarista y las campañas monotemática tienen todas una cosa en común: implican a un amplio espectro de personas que 'se preocupan' por los animales promoviendo una explotación supuestamente más 'humanitaria', o promoviendo productos o usos de los animales que no son el objetivo de la campaña de la reforma bienestarista o la monotemática.

Un efecto particularmente pernicioso de las coaliciones es que hacen que el imperativo moral del veganismo, que exploraremos con más detalle cuando lleguemos al Principio Tres, carezca de sentido. Al reunir a los no veganos y a los veganos (es decir, a los veganos que apoyan la reforma bienestarista y la campaña monotemática) para formar un grupo de personas con un objetivo común, una coalición crea la falsa noción entre sus miembros y entre el público de que no hay diferencia moral entre alguien que explota deliberadamente a los animales por ser no vegano y alguien que no lo hace por ser vegano. Las coaliciones presentan el acto de no comer, vestir y utilizar animales como algo irrelevante o insignificante para hacer justicia a los animales. Esto, en efecto, impide que el veganismo sea visto como un requisito moral.

¿Es posible que estas campañas no promuevan la explotación animal? No. La única forma en que estas campañas pueden crear coaliciones es promoviendo la explotación animal. ¿Podrían los defensores del bienestar reformular estas campañas y promover la reforma bienestarista con una campaña que dijera explícitamente: "Promovemos jaulas más grandes para las gallinas ponedoras pero nos oponemos a toda explotación animal por muy 'humanitaria' que sea, y consideramos el veganismo como un imperativo moral pero buscamos jaulas más grandes para las gallinas como medida provisional mientras avanzamos hacia la abolición de toda explotación animal"? ¿Podrían promover una campaña de un solo tema que dijera explícitamente: "Consideramos que todos los productos de origen animal son igualmente injustos y violan los derechos de los animales, y consideramos que el veganismo es una base moral, pero ahora nos centramos en el fuagrás y, en cuanto nos impongamos, pasaremos a otros productos de origen animal? Claro, esas son campañas que podrían promoverse. Pero las únicas personas que apoyarían —financiarían— esas campañas serían las que abrazan los derechos de los animales. Esas campañas tendrían mucha más integridad moral, pero serían completamente ineficaces desde el punto de vista de la recaudación de fondos. Y ésta es precisamente la razón por la que ningún grupo de defensa de los animales ha promovido nunca esas campañas.

5 de marzo de 2016

Imaginad Si Tuviéramos Un Verdadero Movimiento De Derechos Animales




Imaginad cómo de diferentes serían las cosas si hubiera un "movimiento animalista" que:

[1] se centrara en el uso y no en el trato

[2] promoviera el veganismo como un imperativo moral;

[3] no promoviera —ni recaudara fondos con— reformas de "bienestar animal", "explotación feliz", reducetarianismo, campañas monotemáticas, etc.

Las industrias que promovieran la explotación animal responderían tratando de mantener al público centrado en el trato y tratando de convencerle de que la explotación animal es realmente "humanitaria". La industria promovería los mismos tipos de "reformas" que los grupos animalistas de hoy en día promueven: "jaulas más grandes", sacrificio "humanitario", etc.

Las personas que se preocuparan por los animales pero que no se sintieran preparadas o dispuestas a volverse veganas reducirían su consumo de productos de origen animal y consumirían productos de animales supuestamente "más felices".

En otras palabras, si tuviéramos un movimiento que buscara justicia para los animales, y que promoviera el veganismo como un imperativo moral, la industria haría exactamente lo que está haciendo ahora y las personas que se preocuparan pero no estuvieran dispuestas a hacerse veganas harían exactamente lo que están haciendo ahora.

La diferencia sería que, por fin, tendríamos un movimiento social que ya no se asociaría con la industria de explotación animal y que ya no tomaría una postura que es inherentemente especista.

El mensaje moral sería claro: los derechos de los animales significan que todos los seres sintientes son iguales en lo que respecta a no ser tratados exclusivamente como recursos, y que no podemos justificar la directa participación en la explotación animal independientemente de cuan, supuestamente, "humanitaria" fuera.

La diferencia sería que tendríamos un movimiento que promovería la idea de los animales como personas no humanas —seres que importan moralmente por derecho propio— y no sólo "cosas" con las cuales tenemos, en el mejor de los casos, que ser "misericordiosos" o "compasivos" para explotar de una manera más "amable".

Ya no tendríamos un movimiento que es, en esencia, un negocio que vende esclavitud "feliz".

Tendríamos un movimiento real que rechazaría toda la esclavitud.

Tendríamos un movimiento que dejaría claro que si los animales tienen valor moral —y mucha gente ya comparte esa intuición moral— entonces la única respuesta racional es volverse vegano —dejar de comer, vestir y usar animales.

Tendríamos un movimiento finalmente centrado en la cuestión moral fundamental —el uso animal— y que habría parado de recaudar fondos y de promover la idea de que "un mejor trato" o "cambiar el foie gras o la ternera por otro producto de origen animal" es lo que importa.

Piénsalo. Y si te atrae la idea, entonces únete al esfuerzo del movimiento de base mundial para cambiar el paradigma de animales como propiedad a animales como personas.



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