2 de junio de 2012

Una previa del próximo programa sobre activismo efectivo por los Derechos Animales



La semana pasada publiqué dos ensayos: 

La reacción que recibí fue abrumadora en tan sólo unos pocos días. He recibido 52 correos electrónico —hasta ahora— preguntándome cuestiones sobre cómo aplicar esas ideas en circunstancias concretas.

Haré pronto un programa de radio sobre este tema en cuanto pueda, pero, dependiendo de cómo vaya mi trabajo, no será antes de una semana o dos. Hace mucho tiempo que no hago un programa y este tema parece lo suficientemente para para dedicarle varios programas.

Mientras tanto, la tesis que defendí en mis ensayos es que si la gente no tiene lo que yo denomino preocupación moral por los animales —con lo que quiero decir que tienen la creencia de que al menos algunos animales importan moralmente— y un impulso moral —con lo que quiero decir que ellos están motivados para seguir adelante, para actuar sobre esa creencia de manera de que quieran hacer lo correcto, y no solamente pensar lo correcto acerca del tema— entonces la lógica y la racionalidad no importarán demasiado.

Pero si alguien realmente tiene una preocupación y un impulso moral, entonces podemos usar la lógica y la racionalidad para que llegue a una posición vegana abolicionista.

En otras palabras, si alguien me dice: “Pienso que lo que le hizo Michael Vick a esos perros fue moralmente terrible porque está mal hacer sufrir a los animales sin ninguna razón,” yo puedo entonces usar la lógica y la racionalidad para demostrarle que nuestra práctica de comer animales y productos animales es indistinguible de usar animales para peleas.

Pero si alguien dice: “No me importa lo que Michael Vick o cualquier otro le hace a los animales. No considero que los animales tengan ningún valor moral,” es poco probable que esa persona esté interesada en los argumentos lógicos acerca de cómo debería cumplir con sus obligaciones morales hacia los animales. Ella no reconoce que tenga alguna.

La buena noticia es que la mayoría de la gente tiene alguna preocupación moral por al menos algunos animales. Nuestro desafío, como activistas por los animales, es usar la lógica y la racionalidad para conseguir que las personas vean que su preocupación moral tiene sentido sólo si la extienden a todos los seres sintientes y apoyan la abolición, tanto en sus vidas personales, en la forma de veganismo y, como una cuestión social, en la forma de educación vegana no violenta.

Y en cuanto a los que realmente no tienen ninguna preocupación moral por los animales, no podemos usar la lógica y la racionalidad para forzarlos a sentir de manera diferente; para “probar” que ellos deberían preocuparse. Si no les preocupa, no les preocupa.

Aunque nuestro desafío como defensores de los animales es ayudar a las personas a ver las implicancias de su preocupación moral respecto de los animales, es irrelevante porqué las personas tienen esa preocupación moral. Lo que es relevante es que ellos tienen preocupación moral. Eso es lo que nosotros necesitamos identificar y eso es lo que sirve como base del uso de nuestra lógica y racionalidad para demostrar que el veganismo es la única respuesta coherente para un sentido reconocimiento de que los animales importan moralmente.

Así que cuando alguien dice, “Pienso que lo que Michael Vick le hizo a aquellos perros fue moralmente terrible porque está mal hacer sufrir a los animales sin razón alguna,” la respuesta no es preguntar, “¿Por qué piensa así?” y entonces proceder a argumentar con la persona porque ustedes no están de acuerdo con la fuente de la preocupación moral de esa persona.

Por ejemplo, si alguien dice, “Pienso que lo que Michael Vick le hizo a esos perros fue moralmente terrible porque está mal hacer sufrir a los animales sin razón alguna,” el trabajo que tienen es lograr que ella vea que su preocupación moral requiere que deje de consumir o usar a los animales en conjunto, y alentar a otros a hacerlo, aparte de eso.

Le harían un flaco servicio a los animales si, en esa situación, ustedes dijeran, “¿Y por qué piensa eso?” y ella contestara, “Porque soy budista y veo la interconexión de la vida,” y ustedes procedieran a decirle a ella que es un idiota, o que es irracional por creer en el budismo porque ustedes son ateos y “científicos” y no creen en el budismo.

De manera similar, si la base de sus preocupaciones morales por los animales es su budismo, el trabajo que tienen no es convencer a alguien más —cuya fuente de preocupación moral puede ser completamente diferente, tal como su lectura de un poema de Byron, un ateo, o la relación que tiene con su perro— para que se haga budista. Lo que importa es que los dos comparten una preocupación moral. Porqué lo hacen es irrelevante. Todo lo que importa es que lo hacen.

Si una persona dice que la fuente de su preocupación moral por los animales es que ella creció en una granja que tenía animales y, aunque su familia explotaba animales, un día se da cuenta y reconoce que tiene parentesco con los animales no humanos pero está insegura acerca de qué hacer en cuanto a la acción práctica, nuestro trabajo es discutir con ella cómo su sentido de parentesco debería conducirla al veganismo y apoyar la abolición de la explotación. Nuestro trabajo no es criticarla porque su sentido de parentesco con los no humanos se desarrolló en una situación que nosotros consideramos moralmente objetable.

Escribí mucho respecto de la no violencia como fuente de preocupación moral en relación a temas que involucraban humanos y no humanos. Pienso que es justo decir que muchas personas comparten conmigo una creencia en la no violencia como un valor moral importante y fundacional, independientemente de si la ven conectada con una determinada religión o una tradición espiritual. Muchos adoptan la no violencia como un concepto puramente secular. De hecho, es precisamente porque la no violencia es un valor moral adoptado por muchos a pesar de cualquier otra cosa que puedan creer, que ésta provee un marco común con el cual manejar muchas cuestiones. Nunca discuto la no violencia en un contexto metafísico o espiritual determinado cuando discuto ética animal porque no es útil o relevante. Si ustedes y yo compartimos una preocupación moral —nuestra creencia en la no violencia— porqué lo hacemos así es irrelevante. Lo que es relevante es que nuestra creencia común es el fondo de nuestra preocupación moral por la violencia contra los animales. Desde esa preocupación moral compartida, podemos razonar para conclusiones morales importantes respecto del veganismo y la abolición.

Repito: no nos debería importar porqué las personas tienen una preocupación por los animales; lo que importa es que ellas tienen esa preocupación. Sus razones para preocuparse por otros animales —humanos o cualquier otro— sólo importan cuando ello limita su preocupación, no cuando la expande.

Continuará …



1 de junio de 2012

Imágenes Violentas en el Activismo Animalista




Con cierta frecuencia me preguntan si es aconsejable usar imágenes violentas, tales como películas ambientadas en mataderos o en granjas de cría industrial, como parte de la educación abolicionista vegana. Cuando expreso duda y preocupación, quienes conocen mi experiencia dirán muchas veces, “Pero, ¿acaso tu visita a un matadero no te afectó profundamente?

Por supuesto que sí. Pero tenemos que distinguir entre la fuente de nuestra preocupación moral respecto de los animales y los argumentos que hacemos a favor de la abolición y del veganismo. En mi último artículo, “Preocupación Moral, Impulso Moral, y Argumentación Lógica en el Activismo por los Derechos Animales”, sostuve que la racionalidad es absolutamente esencial para una defensa efectiva de los derechos animales, pero que para que una persona sea receptiva al argumento racional, debe primero tener al menos alguna preocupación moral respecto de los animales. Debe tener un impulso moral para querer hacer lo correcto al menos en relación a algunos animales, para ser capaz de responder positivamente a los argumento lógicos respecto de qué es lo correcto para hacer. La preocupación moral y el impulso moral pueden venir de distintas fuentes. Sin embargo, si a una persona no le importan moralmente los animales, y no considera a los animales como miembros de la comunidad moral en ningún sentido, la lógica y la racionalidad no van a ser muy útiles.

En mi caso, mi preocupación moral respecto de los animales fue provocada por la visita a un matadero y por un reconocimiento simultáneo de que un compromiso con la no violencia era gravemente incompleto si no se aplicaba a los animales. Fue esa preocupación moral y el muy fuerte impulso moral resultante que me llevó a desarrollar el enfoque abolicionista a los derechos animales que incluye a todos los seres sintientes dentro de la comunidad moral y que identifica al veganismo y a la abolición como las únicas respuestas coherentes a un reconocimiento del valor moral inherente de los animales.

Pero decir que algo sirve para provocar o despertar la preocupación moral en alguien, no es decir que será también una herramienta efectiva de apoyo para usar en aquellos que ya tienen una preocupación moral pero están confundidos respecto de lo que significa en términos de sus propias vidas y sus esfuerzos de promoción. Mostrarle a alguien películas sangrientas puede desencadenar su preocupación moral, pero la mayoría de las personas que van a mirar tales películas, en primer lugar ya están preocupadas respecto de los animales y están tratando de descubrir qué hacer con su preocupación. El peligro es que las películas sangrientas consiguen que las personas preocupadas se centren en lo relativo al tratamiento y no al uso, particularmente cuando son presentadas, como con frecuencia ocurre, como explícitos o implícitos llamamientos para la reforma bienestarista. Es éste particularmente el caso con respecto a los videos ambientados en granjas industriales o en los “abusos” de las granjas industriales. Muchas personas que ven tales películas se marchan con un muy claro mensaje bienestarista de que la solución consiste en las etiquetas “felices”, las granjas familiares, CCTV, y casi todo excepto el veganismo. Todos nosotros conocemos a tales personas.

Y ése es el riesgo. De hecho, cuando abrimos este blog por primera vez, había imágenes sangrientas en la portada. Una de las razones por las que eliminé esas imágenes fue el hecho de que algunas personas comentaron que el activismo animalista necesitaba centrarse en las reformas bienestaristas para “mejorar” el trato hacia los animales. !Eso perdía todo el sentido del sitio!

Además, pienso que hay una diferencia significativa entre visitar un matadero y ver una película donde se lo muestra. La última será sangrienta, pero una parte del horror de un matadero es el contacto visual que ustedes hacen con animales determinados a quienes nunca olvidarán. Si este tipo de experiencia no despierta ninguna predisposición para que tengan una experiencia moral, o cercanía, con los animales no humanos, no estoy seguro de qué lo haría.

Así que pienso que debemos ser cuidadosos al usar estos materiales para el activismo.

No me opongo absolutamente a ellos; pueden facilitar que alguien que está luchando con estos temas para desarrollar su preocupación moral se haga receptivo a los argumentos racionales a favor del veganismo y la abolición. Y pueden ser útiles para persuadir a alguien que ya está preocupado y que ya tiene un impulso moral para ir en la dirección abolicionista. Pero, en el último caso, pueden también empujar a esa persona a favor de centrarse en el trato y no en el uso, y entonces la moveremos hacia la carne “feliz” y la reforma bienestarista.

Dije en este ensayo respecto de la preocupación moral:
«En términos generales, no estoy diciendo que deberíamos usar la fuente de nuestra preocupación moral para argumentar por los derechos animales. Eso no tendría sentido. Si la fuente de la preocupación moral por los animales de alguien es que ella leyó Black Beauty cuando era una niña, no estoy diciendo que deberíamos promover la lectura de Black Beauty como un medio de defender los derechos de los animales. Verdaderamente, está lleno de personas que leyeron Black Beauty cuando eran niños y que no se hicieron veganos. Pero ese libro (o cualquiera de los incontables otros libros, experiencias, etc.) puede haber desencadenado el impulso moral en alguien, haciéndolo receptivo a los argumentos racionales que podemos hacer como abolicionistas para conseguir que esa persona vea a todos los seres sintientes como miembros de la comunidad moral y al veganismo como la única respuesta coherente, dada su preocupación moral. Pero si ella no tiene ninguna preocupación moral en primer lugar, no será receptiva a esos argumentos.»
Alguien puede haber desarrollado su sentido de preocupación moral trabajando en una granja, intensiva o no, pero no haríamos activismo para persuadir a las personas que trabajan en tales lugares se haga veganas. No sólo sería poco práctico sino que no está claro que sería casi tan efectivo como los argumentos lógicos hicieron en alguien que ya tiene preocupación moral.

Conocí a alguien cuyas preocupaciones morales fueron provocadas por trabajar como estudiante asistente en un laboratorio que usaba animales. Ella dejó de trabajar en el laboratorio e hizo voluntariado para un gran grupo de bienestar animal y se hizo vegetariana por varios años. Se hizo vegana después de leer mi libro «Introducción a los Derechos Animales» dejó de promover la reforma bienestarista, y comenzó a hacer educación vegana. Respondió a los argumentos lógicos de «Introducción a los Derechos Animales» porque ella estaba moralmente preocupada respecto de los animales, como resultado de su experiencia en el laboratorio. Pero ciertamente nunca recomendaría que alguien sea asistente en un laboratorio con animales para que se haga vegano.

Para concluir: no confundan la fuente de la preocupación moral, que puede ser casi cualquier cosa, con los argumentos lógicos que hacemos a favor del veganismo y la abolición.



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