26 de junio de 2009

Otra “revolución” bienestarista que no lo fue




Como saben, realmente no creo que las reformas bienestaristas otorguen beneficios significativos a los animales no humanos, incluso cuando estas reformas son implementadas. Pero, con frecuencia, ellas ni siquiera se implementan. Esto es, hay campañas y esfuerzos para recaudar dinero y declaraciones de “victoria” —acompañados por fiestas con celebridades y todo—, pero las supuestas reformas, con frecuencia, ni siquiera acontecen.

Un buen ejemplo de este fenómeno se encuentra en el comunicado del 24 de junio de 2009, avisando que Smithfield pospondrá, por razones financieras, la fase de 10 años que había planeado para eliminar gradualmente las jaulas de gestación para las cerdas. Aunque quedó demostrado por los economistas que las alternativas a las jaulas de gestación incrementan la eficiencia de la producción a largo plazo, los costos de capital, en el corto plazo, para cambiar el sistema de jaulas son, aparentemente, los causantes de que Smithfield posponga el plan de eliminación gradual.

En el 2007, cuando Smithfield anunció la fase de eliminación a lo largo de 10 años, escribí un ensayo en el que declaré:
«El 25 de enero de 2007, Smithfield Foods, un gran productor de carne no humana, anunció que, en los próximos diez años, se dejarán de usar las celdas de gestación para las cerdas preñadas, a favor de un conjunto de corrales que proporcionará más espacio. Este anunció siguió a una campaña de HSUS, Farm Sanctuary, y otros grupos bienestaristas contra la celda de gestación. Esta campaña costó bastante más de 1.6 millones de dólares. Como establecí en mi previo ensayo, ¿Un “triunfo” del bienestar animal?, los defensores de animales argumentan que los estudios demuestran que los productores de cerdos obtendrán mayores ganancias cambiándose a un sistema de alojamiento alternativo.»
«En respuesta al anuncio de Smithfield, el Presidente y Gerente General de HSUS, Wayne Pacelle, proclamó que “[una] revolución está en camino en la industria del cerdo,” Pacelle estableció: “No puedo pensar en algo más importante en términos de tratamiento humanitario de animales que lo que ha sucedido en el sector del negocio agropecuario.” Otros adeptos a la regulación bienestarista prosiguieron con declaraciones similarmente hiperbólicas. Por ejemplo, Eric Marcus muy notablemente calificó a la iniciativa de Smithfield como “una noticia espectacular.»
Y ahora, ¿cuál es la respuesta de esos defensores del bienestar al anuncio de Smithfield? Bruce Friedrich, de PeTA, que ha caracterizado la decisión del 2007 de Smithfield como “un paso fantástico para el bienestar animal de los animales de granja,” dijo que:
«“No sorprende que cuando los tiempos se vuelven difíciles, ellos se deshagan de un plan que, en primer lugar, apenas si era un plan.” 
Friedrich observó que PETA, en aquella ocasión, le pidió a Smithfield que extendiera la eliminación gradual de la jaula de gestación a sus abastecedores y proveyera más detalles acerca de la transición.»
La empresa, dijo él, no respondió a ninguno de sus dos requerimientos.

Así que el supuesto “paso fantástico” no era un “paso fantástico” para nada. Smithfield ni siquiera proveería detalles de la eliminación gradual. Y cuando la situación se puso difícil y las consideraciones económicos del corto plazo fueron efectuadas, la eliminación gradual fue gradualmente eliminada.

Esto en cuanto a otra “victoria” bienestarista.

Reitero: estoy seguro de que mis amigos de HSUS, PeTA, etc., piensan que están haciendo la cosa correcta al hacer estas campañas bienestaristas. Mi pregunta a ellos es: ¿cuánta evidencia empírica necesitan antes de ver que están en un error? Dejando de lado la cuestión del principio moral, el fondo del asunto es que la estrategia bienestarista simplemente no funciona. Los animales son propiedad. Ellos no tienen renocido su valor inherente. Antes de que cualquier cosa pueda cambiar, tiene que cambiar el paradigma. Y no estará cambiando en tanto los defensores de los animales piensen que el camino hacia el progreso viene de parte de asociaciones preocupantes entre los defensores de los animales y la industria. Los primeros declaran una “victoria” que no ocurre —ni puede ocurrir—; la segunda se representa a sí misma como del lado de los animales. Pero los animales son los que pierden.

Los recursos de aquéllos que realmente quieren ver la abolición de la explotación animal están mejor invertidos en la educación vegana clara, inequívoca, creativa y no-violenta.



¿Hay algo que justifique cometer esta maldad?



Nunca dejo de asombrarme cuando escucho a las personas —incluyendo algunos bien conocidos defensores del bienestar animal— afirmar, muy enfáticamente, que los animales no tienen interés en continuar viviendo; ellos sólo tienen interés en no sufrir. A ellos no les importa que los usemos; a ellos sólo les importa cómo los usemos. Siempre y cuando tengan una vida razonablemente sin dolor y una muerte relativamente indolora, a ellos no les importa si los consumimos o si consumimos productos hechos a partir de ellos. He discutido este tema en varios ensayos en este sitio [ver, por ejemplo, 1; 2; 3] y en mis libros y artículos. Será el tópico central de mi próximo libro «The Animal Rights Debate: Abolition or Regulation?», que escribí en co-autoría con el profesor Robert Garner y que será publicado por Columbia University Press, el próximo otoño.

En nuestra página de videos, tenemos dos videos de mataderos. Un número significativo de visitantes vieron estos videos y han escrito acerca de ellos, particularmente el video que no muestra ninguna matanza. Ese video, obviamente, ha provocado un impacto en muchas personas y por eso quería destacarlo en una publicación de este blog.

El vídeo muestra a dos vacas esperando en una rampa para ser conducidas al recinto de matanza. Un empleado viene y usa una varilla eléctrica para conseguir que la primera vaca entre en el recinto. La segunda vaca permanece detrás de la puerta que se ha cerrado. Está claramente aterrorizada. Ella sabe que está en peligro y esto no es simplemente una cuestión de “instinto” —yo ni siquiera sé lo que esto significa. Está buscando desesperadamente un modo de salir de la rampa. Ella puede no tener el mismo tipo de pensamientos que los seres que, como nosotros, usan la comunicación simbólica, pero es evidente que ella tiene un tipo equivalente de cognición. Decir que ella no tiene un sentido de tener una vida va más allá del absurdo.

Encuentro este video profundamente trágico, en muchos niveles. Véanlo y entonces pregúntense a sí mismos si las organizaciones animalistas deberían invertir su tiempo y los recursos de ustedes en tratar de diseñar “mejores” mataderos o en promover la carne “feliz”, o si deberíamos todos comprometernos con el veganismo y con la educación vegana clara, inequívoca y no-violenta.

Por favor, miren ese vídeo y pregúntense a sí mismos: ¿Hay algo que justifique cometer esa maldad?

El video, aparentemente, es de un matadero francés. Pero esto en verdad no importa. Todos los mataderos son lugares infernales de indecible violencia contra los vulnerables. Nunca crean que tal lugar pueda siquiera ser descripto como “humanitario”, excepto por alguien que está muy profundamente confundido acerca de los temas fundamentales de moralidad.

Alguien que vio este vídeo me escribió, y me dijo lo siguiente:
"Soy vegetariano, pero me resultaba difícil la transición al veganismo. Mis dos debilidades: la crema helada y el buen queso Cheshire. Vi este vídeo. Miré a los ojos de la vaca y respondí la pregunta que usted hace en su página de vídeo: “¿Hay algo que justifique cometer esta maldad? La respuesta fue clara para mí, de una manera como nunca antes. Ahora soy vegano. También reconocí que todo el sufrimiento y la muerte que está sucediendo no es por lo que “ellos” están haciendo, sino por lo que “nosotros” estamos demandando. Tiene razón al decir que “las personas responsables por eso, finalmente, no son aquéllos que poseen y hacen funcionar los mataderos; son aquéllos que consumen carne y productos animales, quienes crean la demanda, los que tienen la principal responsabilidad moral.”
Háganse veganos. Eduquen a otros, en forma creativa y no-violenta, acerca del veganismo.


25 de junio de 2009

Una asociación preocupante


En gran parte de mis escritos, argumenté que la promoción del abordaje de la “carne feliz” no sólo ha llevado al público a sentirse más cómodo respecto de consumir productos animales, sino que ha dado por resultado la creación de una asociación preocupante entre los defensores de los animales y los explotadores institucionalizados. Este asunto es uno de los muchos temas debatidos por mí y el profesor Robert Garner, quien defiende la posición neobienestarista o “proteccionista” —como él prefiere llamarla— en nuestro libro «The Animal Rights Debate: Abolition or Regulation?», que publicará Columbia University Press en otoño.

En cualquier caso, el profesor Roger Yates me alertó respecto del comunicado de prensa de la HSUS, referente a un acuerdo hecho por Red Robin Gourmet Burgers, para usar los huevos de gallinas “libres de jaulas” en sus negocios de EE.UU. hasta el 2010. Aquí está un extracto de su comunicado de prensa:
“La Humane Society of the United States felicita a Red Robin por unirse al movimiento nacional para evitar las crueles jaulas en batería,” dice Paul Shapiro, director principal de la campaña relativas a las granjas industriales, realizada por la HSUS. “Deseamos trabajar con la empresa para continuar aumentando los estándares en términos de bienestar animal.”
Susan Lintonsmith, vicepresidente principal y directora ejecutiva de marketing de Red Robin, dijo, “Los altos estándares de calidad y el incomparable servicio al cliente de Red Robin permanecen siendo nuestras principales prioridades. Reconocemos que la eliminación de las jaulas en batería del negocio de producción de huevos se convirtió en una cuestión cada vez más importante en las comunidades que servimos, así que estamos entusiasmados en cuanto al progreso que estamos haciendo en la dirección a una cadena de abastecimiento en la que todos nuestros huevos provengan de aves libres de jaulas.”
“Apreciamos sinceramente los elementos y las ideas que la Humane Society of the United States ha compartido con Red Robin,” dijo Lintonsmith. “Estamos complacidos con el apoyo que dieron a nuestro compromiso de usar huevos provenientes de gallinas libres de jaulas en batería, y deseamos continuar nuestro diálogo con la Humane Society respecto de las cuestiones de bienestar animal.”
Este es un perfecto ejemplo del problema que me preocupa. 

Primero, la sugestión aquí es que los huevos “libres de jaulas” representan un incremento significativo en el bienestar de las aves. Consideren este material de Peaceful Prairie Sanctuary, y pregúntense si esto es verdad. 


Segundo, no hay ningún modo en que este “acuerdo” entre la HSUS y Red Robin pueda ayudar, excepto para dar un fuerte mensaje al público: la HSUS pone su sello de aprobación para comer en Red Robin. HSUS, en esencia, le está diciendo al público: coman las vacas muertas y otros productos animales en Red Robin. Red Robin cuida el tratamiento “humanitario” porque ellos estarán pasándose a los huevos “libres de jaula” en los próximos dos años, así que pueden sentirse bien acerca de consumir sus productos.

Sugiero que no hay ningún otro modo, en términos prácticos, de interpretar estas clases de acuerdos.

Estoy seguro de que mis amigos de HSUS sinceramente creen que esto es una cosa buena: yo, sinceramente, no concuerdo.

“Carne feliz”: haciendo que los humanos se sientan mejor comiendo animales




Dos artículos recientes de Gourmet Magazine, nos muestran la clara dirección hacia la que nos está llevando el movimiento por la “carne feliz” [ver, por ejemplo, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8], que es promovido virtualmente por todas las grandes organizaciones de bienestar animal.

El primer artículo, "Politics of the Plate: Humane Beings" [18 de mayo de 2009], nos dice:

«Local, de estación, crado humanitariamente. Tal vez no sea una frase fácil para decir, pero podría ser pronto el nuevo mantra de los que son comedores conscientes. El manejo humanitario de animales, practicado hoy en día sólo por un pequeño número de productores, está listo para estallar en los próximos años, convirtiéndose en una calurosa (y bienvenida) tendencia, de acuerdo a los panelistas asistentes a la conferencia de Monterrey Bay Aquarium’s Cooking for Solutions, realizada la semana pasada. 
“Estoy trabajando en grandes proyectos que jamás soñé que pudieran suceder,” dijo Tim Amlaw, director del programa de animales de granja de la American Humane, con sede en Englewood, Co. “Vamos a hacer la transición.” Amlaw estimó que alrededor del 3% de las granjas que crían “las principales especies de proteína animal”, en los EE.UU., calificarían actualmente para la certificación humanitaria dada por este grupo. Él espera alcanzar el 35 % dentro de los próximos cinco años. 
Parte del impulso provendrá de las nuevas leyes y reglamentaciones. En el noviembre pasado, los californianos aprobaron la Proposición 2, que prohíbe a los granjeros confinar a los terneros, a las cerdas preñadas, y a las gallinas ponedoras, en fosas y jaulas demasiado pequeñas como para permitir el movimiento normal. “La Proposición 2 es justo la punta del iceberg,” dijo Marcus Benedetti, presidente de Clover Stornetta Farms, una empresa láctea con certificación humanitaria, de California. “Si los votantes de este estado supieran lo que estaba pasando en el resto de la agricultura animal, habría referéndum tras referéndum.” 
Además de la acción reglamentadora, la tendencia hacia un mejor manejo de los animales está siendo motivada por la demanda del consumidor. “Nuestra organización tiene 131 años,” dijo Amlaw. “Ahora, por primera vez, nos estamos moviendo desde un modelo donde el gobierno está forzando a los granjeros a adoptar mejores prácticas, hacia otro modelo donde es la demanda del consumidor la que los está empujando en la dirección correcta. El mejor modo de conseguir que las corporaciones hagan cambios es mostrarles que hay dinero en ello. Los consumidores están diciendo ahora: ‘Queremos una comida que venga de una fuente mejor.’” 
Temple Grandin, autora y profesora asociada de ciencia animal de la Universidad del Estado de Colorado, se especializa en desarrollar técnicas humanitarias de cría y matanza de animales. Ella puntualizó que las buenas prácticas traían beneficios financieros. “Todo se resumen en el desenvolvimiento de la ganadería ,” dijo. “Vacas bien tratadas dan más leche; cerdas, más lechoncitos.” Agregó que los cerdos y las vacas matados humanitariamente producen una carne de calidad superior que aquéllos que sufrieron condiciones de estrés. 
Grandin, que estableció un conjunto de normas numeradas claras y objetivas para los procedimientos de matanza humanitaria, está trabajando actualmente en la creación de su propio programa de certificación humanitaria, destinado a los productores humanitarios. “No quiero que esto sea una cosa de marketing,” dijo ella. “Voy a asegurarme de que ellos estén haciendo lo que dicen que están haciendo.” 
Los incentivos financieros, las leyes, y el estricto monitoreo son todos buenos, pero Grandin recordó a los participantes el argumento más importante de la granja humanitaria. “Es la cosa correcta para hacer,” dijo ella. “Los animales sienten dolor.”»
Noten que Grandin confirma que las reformas bienestaristas se traducen en beneficios financieros para los productores:
“Todo se resume en el desarrollo de la ganadería” dijo ella. “Vacas bien tratadas dan más leche; cerdas, más lechoncitos.” Agregó que los cerdos y las vacas matados humanitariamente producen una carne de calidad superior que aquéllos que sufrieron condiciones de estrés.
Noten también que el artículo se refiere a los proyectos de certificación “humanitaria”, promovidos por las grandes organizaciones de bienestar animal.

De acuerdo con el segundo artículo, "Humane Slaughterhouses" [9 de junio de 2009]:
«Cuando comencé, el manejo de los animales era atroz. Se usaba la picana eléctrica sin parar”, dice Temple Grandin, reflejando las casi cuatro décadas que pasó diseñando mataderos humanitarios para la industria cárnica. Cuando Grandin comenzó su trabajo en los inicios de la década de 1970, lo hizo desde la perspectiva de la vaca, subiendo las rampas del matadero para identificar las sombras, los reflejos y las luces brillantes que asustaban a los animales y los hacían detenerse. Grandin, que publicó recientemente su sexto libro, Animals Make Us Human, ha trabajado con frigoríficoss grandes y chicos y ha sido testigo de condiciones de pesadilla. Hoy, está entusiasmada con el sistema de monitoreo por video que creó, el cual permite que terceros puedan, de manera independiente, monitorear los mataderos en cualquier momento, en Internet: Cargill recientemente anunció que instalaría el sistema en todas sus plantas. “Trabajé en este sistema durante todo un año,” dice Grandin. “Deberíamos tener el sistema funcionando en siete u ocho instalaciones para producción de carne de vaca, para fin de año.” 
Mientras que muchas personas prestan atención a la cuestión de lo que significa criar un animal humanitariamente, pocas se detienen a considerar la noción –y la ostensible paradoja– de la matanza humanitaria. Palabras como “pastoreado”, “alimentado a pasto,” y “a campo libre” son ahora sinónimos de carne de calidad, ellas llevan un significado potente y además simbólico que alivió la conciencia del consumidor y manejó muchas campañas de marketing. Pero la idea de cómo un animal encuentra su último destino es usualmente ignorada –hasta que, por supuesto, vemos, en YouTube, un video de vacas dolientes siendo colgadas por las máquinas rasadoras, hacia su muerte. 
“Mi perspectiva de lo que es humanitario va más abarcadora de cómo han matado a la vaca. Es cómo tratamos a los humanos, también,” dice Bey Eggleston, el fundador de EcoFriendly Foods. Eggleston procesa animales en una pequeño frigorífico para muchas especies, que construyó en el área rural de Virginia, casi diez años atrás, inspirado, en parte, en los métodos de Grandin. Aunque su carne sustentable de vaca y de pollo, se hayan convertido en una especie de “culto” seguido entre los chefs y los cocineros domésticos, la realidad de la producción de esas carnes está muy lejos de ser glamurosa. 
Debido a su pequeño tamaño (emplea 15 trabajadores), a su firme convicción de que “el animal necesita ser respetado,” y a su preocupación por el bienestar de sus empleados, la empresa de Eggleston es cara y relativamente ineficiente. Mientras que la industria de la carne convencional (a la que él se refiere como “mi competencia”) puede procesar 130 pollos por minuto, Eggleston y sus empleados procesan cerca de 400 por día, “lo menos que ustedes pueden hacer, y aún poder afrontar la renovación del equipo y pagar a todos.” El año pasado, dice, hicieron cerca de 800 por día, pero los trabajadores estaban exhaustos después del almuerzo. “El tratamiento humanitario de la mano de obra es una preocupación económica,” dice. Para tratar a los animales correctamente, él necesita tratar a sus trabajadores correctamente. “Tienen que considerar los aspectos humanos de de lo que es necesario para hacer este trabajo. Mis empleados sólo están tratando de obtener un cheque,” admitió Eggleston, “pero saben que les estoy pidiendo que sean compasivos y sensibles.” 
Dan Barber es uno de los chefs que se benefician de los pequeños empresarios, como Eggleston: Barber ha servido las carnes de EcoFriendly en sus dos restaurantes Blue Hill. Para él, la importancia de la matanza humanitaria se manifiesta en la calidad de la carne –pero encuentra que es relativamente difícil la adhesión de los mataderos a sus normas. Si bien existe una instalación para animales pequeños como pollos y pavos en Stone Barns, los animales de mayor tamaño van hacia otro lado, usualmente hacia los mataderos de Nueva Jersey o de Upper Hudson Valley. Es difícil hacer exigencias a los granjeros pequeños que abastecen de otra carne para sus restaurantes, dice Barber, porque todos los mataderos locales de alta calidad han desaparecidos de Hudson Valley. “Los profesionales de los frigoríficos están realmente interesados en un negocio del tipo “tamaño único,” dice. Él ve alguna posibilidad en los mataderos itinerantes, que visitan las granjas y matan a los animales en el lugar. “Es realmente eficiente y de bajo costo,” dice Barber. “Y los animales están menos estresados porque son procesados en la granja.” 
Sin embargo, los pequeños mataderos no garantizan necesariamente la matanza humanitaria. “La velocidad de las líneas de producción no es malo en sí mismo,” dice Grandin. “Lo que es malo es un matadero repleto y sobrecargado. Vi una pequeña instalación que era perfecta con sus 26 bovinos por hora y horrible con 35.” Condiciones pobres, dice ella, son frecuentemente el resultado de un manejo pobre. Mucho de su trabajo se ha focalizado en el mejor diseño del equipo, pero, sin un cuidado y una operación apropiados, las máquinas como las pistolas neumáticas usadas para matar ganado, no aseguran una muerte rápida y sin dolor. De nuevo, aquí es donde el factor “humano” es tan crucial para la ecuación “humanitaria”: mientras que la mayoría de los operadores aturden a los animales manejan el equipo apropiadamente, Grandin dice que también hay que prever que los sádicos no tengan algún contacto con los animales, o con la maquinaria que los mata. 
Finalmente, para Grandin, “humanitario” es una palabra demasiado fuerte. “Más bien prefiero decir muerte con bajo estrés y dolor,” dice ella –idealmente, como tan estresante como el pinchazo de una vacuna. El más grande obstáculo, siente ella, es la cantidad. “La cualidad y la cantidad son dos objetivos opuestos,” dice Grandin. “Pero existe un equilibrio sensato.”»
Temple Grandin, que aparece en ambos artículos, es celebrada por la comunidad del bienestar animal e incluso recibió el Premio “Visionary” 2004 de PeTA .

El movimiento por la “carne feliz” intenta hacer que el público se sienta más cómodo respecto de la explotación animal y asegura que la discusión social acerca de la ética animal permanezca enfocada lejos de la cuestión relevante –¿por qué estamos comiendo animales, para empezar, dado que no es necesario para la salud humana, es un desastre ecológico y, lo más importante, resulta en que imponemos sufrimiento y muerte a no humanos sintientes?

El movimiento por la “carne feliz” está logrando esos objetivos, y eso no representa ninguna clase de progreso. Muy por el contrario. El movimiento por la “carne feliz” representa un significativo paso hacia atrás.



22 de junio de 2009

Otro ejemplo más de esquizofrenia moral




Por muchos años he estado usando la expresión “esquizofrenia moral” para describir la manera confusa y engañosa con la que nosotros, los humanos, pensamos acerca del estatus moral de los animales no humanos.

Esta mañana, vi un ejemplo de esquizofrenia moral que incluso yo encuentro absolutamente notable.

Associated Press está divulgando una historia: Great white sharks hunt just like Hannibal Lecter [Los grandes tiburones blancos cazan exactamente como Hannibal Lecter]. De acuerdo a la historia, personas que aparentemente son consideradas como científicos, afirman:
«Los grandes tiburones blancos tienen algunas cosas en común con los asesinos seriales, dice un nuevo estudio: ellos no atacan al azar, sino que buscan víctimas específicas, mientras acechan y merodean escondidos. Los tiburones esperan y observan desde un punto no muy cercano, no muy lejano, cazan de forma estratégica, y aprenden de sus ataques previos, de acuerdo a un estudio publicado en línea, el lunes, en el Journal of Zoology. Los investigadores usaron un método clasificatorio del perfil de los asesinos en serie para calcular exactamente cómo caza el temible depredador oceánico, algo muy difícil de observar fuera de la superficie.»
Ahora pensemos acerca de esto por un segundo. Los animales no humanos son como los asesinos seriales porque ellos cazan estratégicamente y porque toman decisiones deliberadas acerca de lo que van a comer.

¿Esto es algún tipo de chiste?

¿No hacen lo mismo los cazadores humanos? Por supuesto que sí.

Curiosamente, el artículo afirma:
«Hay una enorme diferencia entre los grandes tiburones blancos y los asesinos seriales, y ésta se resume en el viejo modelo detectivesco: el motivo. Los grandes tiburones blancos atacan para comer y sobrevivir, no por la emoción de hacerlo. Y los grandes tiburones blancos son majestuosas criaturas que deben ser salvadas, dijo Hammerschlag.»
Pero la mayoría de los cazadores humanos no cazan para sobrevivir; cazan porque disfrutan acechando y matando. ¿No los hace eso más parecidos a los asesinos seriales, de acuerdo a la definición que de los mismos da el propio artículo? Ciertamente me parece que ésa es la lógica ineludible del artículo.

El hecho de que los animales no humanos actúen estratégicamente para conseguir comida no los diferencia del cazador humano —o, para esa cuestión, del consumidor que toma decisiones respecto de la comida, mientras él o ella recorre los pasillos del supermercado.

Más aún, el comportamiento de merodeo y acechanza de la presa que tienen los tiburones, y otros no humanos, es una evidencia bastante fuerte de que los no humanos son cognitivamente sofisticados y capaces de pensar racionalmente. Como ustedes saben, mi teoría de los derechos de los animales, requiere solamente que los animales no humanos sean seres sintientes para ser miembros plenos de la comunidad moral. No es necesario ningún otro atributo cognitivo. Es decir, siempre que los animales sean perceptivamente conscientes y puedan sentir dolor, tenemos la obligación moral de no tratar a tales animales como recursos para fines humanos. Pero estos comportamientos de acechanza, ciertamente indican que la filosofía occidental, que tradicionalmente le ha negado pensamiento racional a los animales, está totalmente equivocada. Verdaderamente, el análisis de este comportamiento de acechanza por parte de estos investigadores, es una evidencia precisa de que a algunos humanos les falta la habilidad de pensar racionalmente.

Con el objetivo de sentirnos “superiores” y de perpetuar la fantasía de los no-humanos como los “otros”, decimos que una actividad que caracteriza nuestro propio comportamiento es análoga —y en el caso de los cazadores humanos, la analogía es mucho más apropiada— a la actividad de un “asesino serial”. Esto es un perfecto ejemplo de pensamiento confuso y engañoso; esto es lo que quiero decir cuando hablo de esquizofrenia moral.


7 de junio de 2009

"Nadie resultó herido en el incendio"




El profesor Roger Yates acaba de enviarme un artículo que se publicó en un periódico, acerca de un incendio en una granja de pavos en Minnesota.

El artículo manifiesta:

«Se estima que 25.000 pavos murieron después de que un incendio arrasó con un enorme granero de pavos en el área rural de Cannon Falls. Nadie resultó herido en el incendio.»

Es decir, murieron veinticinco mil pavos pero “nadie resultó herido en el incendio.”

Es claro que al decir “nadie” se refiere a los humanos. Como yo asumo el principio de la noviolencia, me alegro de que ningún ser humano resultara dañado en el incendio. Pero debido a que los animales son propiedad —son consideras como cosas y nada más— ellos no son considerados como individuos que podrían haber sido dañados en el fuego. Un pavo no es alguien.

El artículo también expresa que:

«John Peterson ayuda a llevar el negocio familiar. Él dice que fue un “incendio terrible”, realmente perturbador.»

Si estuviéramos hablando de un incendio que mató humanos y usáramos la palabra “terrible”, estaríamos refiriéndonos al hecho de que la pérdida de vida fue un evento moralmente indeseable.

Pero estamos hablando de propiedad.

Para el señor Peterson, lo que es “terrible” es que su propiedad fue dañada y que los pavos no vivieron lo suficiente como para que pudiesen ser apretujados en jaulas, colgados cabeza abajo, cortados por la garganta, sumergidos en un tanque de agua hirviendo —y darle una ganancia al señor Peterson y un beneficio a todos los que comen cuerpos y productos de origen animal.

Y recuerden que las personas responsables por la explotación animal, no son aquéllas que poseen y hacen funcionar las granjas o los mataderos; las personas que consumen carne y productos animales, que son quienes crean la demanda, son los que tienen, al fin de cuentas, la responsabilidad moral. El señor Peterson estaría haciendo otra cosa con su vida si nosotros no demandáramos cuerpos y otros productos animales.

Todos los seres sintientes son iguales, pues todos valoran sus vidas y tienen interés en no sufrir.

Cada ser sintiente es alguien.

Lo que el artículo debería haber manifestado es que:

«Se estima que 25.000 pavos murieron después de que un incendio arrasara un enorme galpón de pavos en el área rural de Cannon Falls. 25.000 individuos han muerto.»

Hasta que no consigamos que más humanos lo vean de esta manera, nada cambiará.

Háganse veganos y usen medios creativos y noviolentos para educar a otros acerca del veganismo.


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