21 de septiembre de 2008

“Estos animales son nuestros queridos amigos”




Hoy al comenzar el día, Anna y yo fuimos a Whole Foods. Detestamos hacer las compras ahí, pero no tenemos opción; nuestros mercados locales de alimentos saludables prácticamente desaparecieron con el surgimiento de cadenas como las de Whole Foods y Trader Joe’s. Los domingos hay un mercado al aire libre en el estacionamiento de Whole Foods. Los vendedores locales venden frutas, verduras, panificados —y carne y productos animales—. 

Una vendedora había decorado su “carne orgánica” con fotografías de sus pollos, cerdos y vacas criadas a “campo libre”. Nos detuvimos para mirar las fotos. Le hice notar que no había imágenes del proceso de la matanza. La vendedora respondió:
«Oh, bueno, nosotros matamos a nuestros pollos en la propia granja, y nuestras vacas y cerdos van al matadero que sólo está a seis millas desde ahí. No pasan toda la noche allá y nosotros intentamos hacer todo tan libre de estrés como sea posible.»
Había aparecido otro comprador y dijo, “Yo me siento mucho mejor comprando mi carne de granjas como ésta.”

La vendedora enfatizó, “Oh, sí, estos animales son nuestros queridos amigos.”

Le respondí, amable pero seriamente: “Qué extraño esto que dice; espero que no trate a sus otros ‘queridos amigos’ de esta manera”.

La vendedora sonrió. Pensó que yo estaba bromeando.

“Estos animales son nuestros queridos amigos.” Piensen acerca de esto. Piensen acerca de qué terrible confusión revelan declaraciones como éstas.



Es adonde nos está llevando los esfuerzos como los de la Proposición 2.

Estamos moviéndonos hacia atrás.

Háganse veganos. Es la base del movimiento abolicionista y es la no-violencia en acción.


2 de septiembre de 2008

¿Qué hacer en cuanto a la Proposición 2?



Estoy recibiendo una gran cantidad de consultas en relación a si los defensores de los animales en California deberían votar por la Proposición 2, dado que la misma ya está en la boleta electoral.

Tomando todo en consideración, mi opinión es que los defensores de los animales deberían votar en contra de la Proposición 2 (o al menos, abstenerse de votar en relación a ella). Fundamento mi posición en 3 razones:

Primero; la Proposición 2 no hará nada para reducir el sufrimiento animal en el corto plazo. La Proposición 2 no entrará en vigor, si es que lo hace, hasta el 2015. La Proposición 2 tiene numerosas excepciones y condiciones e incluso si realmente entra en vigor en algún punto en el futuro distante, e incluso si se cumple con ella, no resultará en ninguna reducción significativa del sufrimiento animal.

Segundo; la Proposición 2, si se aprueba, sólo hará que el público se sienta mejor acerca de la explotación animal y resultará en un aumento de la explotación. Los animales continuarán siendo torturados; la única diferencia será que la tortura llevará el sello de aprobación de la Humane Society of the United States, de Farm Sanctuary, y de las otras corporaciones bienestaristas que están promoviendo la Proposición 2. Se dice que aproximadamente 100 organizaciones de criadores están apoyando la Proposición 2. ¿Porqué piensan que esto ocurre? La respuesta es simple. Estos criadores creen que la Proposición 2 les ayudará a obtener ganancias. Y lo hará.

Tercero; es importante que los defensores de los animales envíen un mensaje claro a la Humane Society of the United States, a Farm Sanctuary y a otros grupos, para que esas organizaciones dejen de promover medidas como la Proposición 2. Si la HSUS realmente estuviese preocupada con el sufrimiento animal, entonces debería tal vez gastar una parte de sus $223 millones de dólares en activos y $124 millones en ingresos en la educación vegana. El veganismo reduce la demanda de productos animales y ayuda a cambiar las actitudes sociales, desviándolas de la noción de que es moralmente aceptable el uso de los animales siempre que sea hecho de forma “humanitaria”. Tal posición no resulta en nada, excepto en continuar e incrementar el uso de los animales. Es tiempo de que los defensores digan “no” a esto.

Es tiempo de demandar más, de las organizaciones que aparentan representar los ideales de los defensores de los animales, que las fáciles campañas que originan titulares de prensa y fondos acrecentados, pero que no hacen nada para proveer una protección significativa de los intereses de los animales y que en ningún modo socavan la condición de propiedad de los mismos. Una educación vegana no violenta, creativa, es el mejor modo de reducir el sufrimiento y la muerte de los animales, tanto a corto como a largo plazo. El crecimiento del veganismo es el único medio de alcanzar la abolición de la explotación animal. Esfuerzos como la Proposición 2, que torna más aceptable el consumo de animales, sólo reforzará el especismo y la noción de que es moralmente aceptable consumir no humanos siempre que lo hagamos “humanitariamente”.

La decisión acerca de cómo votar en relación a la Proposición 2, no es una decisión que requiera que los defensores elijan entre más o menos sufrimiento animal. Es una elección entre continuar promoviendo el movimiento de la “carne feliz”, que está llevando las cosas en la dirección equivocada, o concentrarse en una seria defensa animal, que realmente hará una diferencia.

Los defensores de los animales no deben votar a favor de la Proposición 2.



7 de julio de 2008

Educación vegana simplificada — Tercera parte: un folleto abolicionista


Durante el año pasado, recibí más de cien pedidos para que elabore un folleto que presente el enfoque abolicionista de una manera accesible. Entonces, con la ayuda de Barna Mink y Randy W. Sandberg, Anna Charlton y yo creamos un tríptico que les ofrecemos para facilitar sus esfuerzos en la educación vegana de su familia, amigos y la comunidad, de una manera no violenta y creativa.

Así es cómo luce el folleto:


Pueden bajar el folleto haciendo click aquí: Carta | A4

Esperamos que encuentren este folleto de utilidad.

2 de junio de 2008

PeTA y KFC: “Ninguna diferencia de opinión acerca de cómo los animales deberían ser tratados”



La antropóloga Margaret Mead dijo una vez:



Gente por un Trato ético de los Animales [PeTA por sus siglas en inglés] invocó la cita de Mead para darse palmaditas en su propia espalda y en las de sus simpatizantes, por el acuerdo de la división canadiense de Kentucky Fried Chicken [KFC] para “adquirir el 100% de sus pollos –a través de un programa de transición gradual–, de proveedores que usen la ‘muerte en atmósfera controlada’ [CAK], el método menos cruel de matanza de aves disponible. CAK trabaja para reemplazar el oxígeno de las aves con una mezcla de gases inertes no letales, para ponerlos, gentilmente, ‘a dormir.’"


La KFC de Canadá también acordó agregar lo que PeTA caracteriza como una “opción totalmente libre de crueldad” en el menú del 65% de sus negocios canadienses: Un sándwich de falso pollo que se servirá envuelto en una mayonesa no vegana. Más aún, KFC de Canadá acordó “mejorar sus criterios de verificación de bienestar animal para reducir el número de huesos quebrados y otros daños sufridos por las aves,” urgir —pero no como requisito obligatorio— que sus proveedores hagan otras mejoras de bienestar, y formar un consejo consultivo en bienestar animal. Y PeTA tendrá más poder: KFC permitirá que “PeTA revise sus formularios de verificación de bienestar animal cada seis meses.”

PeTA, “excitada por anunciar” lo que caracteriza como un “nuevo e histórico plan de bienestar animal”, “enorme victoria”, y “¡victoria histórica!” ha concluido oficialmente su boicot a KFC Canadá. Pero PeTA advierte que “la crueldad en otras naciones continúa.”

La pobre Margaret Mead no debe estar simplemente revolviéndose en su tumba, debe estar girando a alta velocidad.

El acuerdo PeTA/KFC es un ejemplo clásico del fracaso de la reforma del bienestar animal.

Consideren lo siguiente:

Primero, llamar a esto una “victoria” para los animales es el colmo de la ironía. Este acuerdo es, con toda seguridad, una “victoria”. Pero es una victoria para la industria avícola canadiense, la cual, de hecho, disfrutará de una mayor eficiencia productiva y más ganancias.

En su “Análisis de Matanza por atmósfera controlada vs. Inmovilización eléctrica desde un punto de vista económico“, PeTA argumenta a favor del gaseado, o la “matanza en atmósfera controlada [CAK] de las aves, afirmando que el método de aturdimiento eléctrico de matanza “rebaja la calidad y el rendimiento del producto” porque las aves sufren de huesos quebrados y el proceso resulta en peligro de contaminación para la salud humana. El método de aturdimiento eléctrico también “incrementa el costo de mano de obra” en varios aspectos. PeTA defiende que el “CAK incrementa la calidad y el rendimiento del producto” porque los huesos quebrados, los hematomas y la hemorragia son supuestamente evitados, la contaminación es reducida, la “durabilidad en los puntos de venta” aumenta, y se producen “pechugas de pollo más tiernas”. PeTA también afirma que el “CAK reduce los costos de mano de obra al reducir la necesidad de ciertas inspecciones, reducir los accidentes de trabajo y reducir la rotación de los trabajadores. El CAK proporciona “otros beneficios económicos” a la industria avícola al posibilitar que los productores ahorren costos de energía, y al reducir el desperdicio de subproductos y la necesidad de usar agua.

Este análisis es consistente con el que ya hizo la Humane Society of the United States, la cual examinó una considerable cantidad de datos y concluyó:

«El sistema CAK resulta en ahorro de costos y en un aumento de los ingresos al reducir la pérdida de la calidad de las carcasas, la contaminación, y los costos de refrigeración; al aumentar el rendimiento de la carne, su calidad y su durabilidad en los puntos de venta; al mejorar las condiciones del trabajador. Sin colgar a las aves vivas y sin aturdimiento eléctrico, el CAK resulta en menos huesos quebrados, y menos hematomas y hemorragias. La reducción en los defectos de las carcasas permite un deshuesado más eficiente y mejor calidad de carne deshuesada. El CAK demostró reducir los hematomas hasta un 94% y las fracturas de los huesos en un 80%. En la hipótesis conservadora de que el CAK sólo aumentara el rendimiento en un 1%, una planta procesadora de un millón de pollos por semana, con un promedio de peso de carcasa limpia de 4,5 libras y costando $0.80 la libra, aumentaría la renta anual en $1.87millones después de adoptar el CAK (referencias omitidas).»
Y la industria concuerda. De acuerdo con los Poultry Producer CAK Endorsements de PeTA, la industria avícola reconoce ampliamente que el CAK significa más lucro:

«Brandons no se benefició todavía con una mejora de la calidad de la carne y mejoras en el bienestar. Las ventajas han sido bien vistas en toda la planta… [Ha habido] una reducción del 50% en los costos de mano de obra en la línea de colgamiento. La velocidad de la línea aumentó [20%]… el rendimiento subió hasta un 1,5%…»
—Estudio perteneciente a Brandons Plc., por Anglia Autoflow 
«En la línea de pavos… cada funcionario cuelga cerca de 7,66 aves por minuto… en comparación con cerca de 5,125 aves por minuto en una planta de EE.UU. Esto resulta en una mejora de casi 50% en términos de libras- por- funcionario-hora, porque los trabajadores no precisan retirar las aves de las jaulas con las manos, como se hace en una operación tradicional de colgamiento de aves vivas en los EE.UU.»
—Artículo de Watt Poultry USA acerca de Amadori, febrero de 2006. 
«Cerca de 140.000 pollos parrilleros son procesados por día en Flixton… Un funcionario de la empresa dijo que el CAS fue instalado para mejorar el bienestar del ave [y] la ergonomía del trabajador. A título de beneficio indirecto, la velocidad de la línea fue aumentada. Flixton procesaba apenas 110.000 aves por día, antes de instalar el CAS”.»
—Artículo de Watt Poultry USA, febrero de 2006. 
«‘Hay menos cercenaduras y recortes en la línea porque hay muchas menos… manchas y otros perjuicios que el aturdimiento eléctrico puede causar’, dice Henry Kuypers, el gerente de producción del frigorífico Pingo Poultry… el aturdimiento con gas permitió [a la compañía] producir un producto blando [en] sólo tres horas… [en oposición a 12 o incluso 24 horas. ‘Ese período variable de maduración también influyó en la uniformidad del producto’, explica Kuypers.»
—“CAS-ting Call,”, revista Poultry, octubre de 2006. 
«Estamos comenzando a cuantificar las mejoras en la producción en términos de producción y trabajo, pero visualmente ya vimos los beneficios en alas, en la carne de las alas, y en la carne de la pechuga.»
—Dale Hart, gerente general de Cooper Farms
«El sistema CAS mejora el ambiente para los trabajadores en el área de recepción de las aves vivas, mejora la ergonomía de los pavos colgados vivos y reduce los daños en las carcasas.»
—Artículo en el Watt Poultry USA acerca de Cooper Farms, noviembre de 2006 
«Amadori estaba interesado en el CAS porque la compañía quería mejorar la ergonomía para los trabajadores que cuelgan las aves, el bienestar animal, la eficiencia laboral y la calidad de la carne. El CAS les dio mejoras en cada una de esas áreas…»
—Artículo de Watt Poultry USA, febrero de 2006. 
«La instalación del aturdimiento con gas marcadamente redujo las pérdidas causadas por las hemorragias y las fracturas de huesos, y mejoró el color y la textura, en comparación con el método de aturdimiento anterior, que era la electrocución con agua. Así como en las plantas de EE.UU., MBA Poultry puede justificar el aturdimiento con gas basado en la contribución proveniente de un ingreso gradual, lo cual compensa con creces el capital adicional y los costos de operación.»
—“Futuro del aturdimiento con gas,” Watt Poultry USA, abril de 2005. 
«La calidad de la carne mejoró con el uso del CAS, y hay menos sangre en la carne de la pechuga y el muslo. [El sangrado de las carcasas no resultó afectado por el cambio del aturdimiento eléctrico hacia el CAS].»
—Artículo en el Watt Poultry USA acerca de Le Clezio, febrero de 2006. 
«Mientras tratamos de maximizar el rendimiento al procesar 11.000 aves por hora, nosotros también tenemos que tener mucho cuidado de asegurar que la carne no se marque. En este aspecto, el CAS resultó en patrones muy elevados… [También] hay mejores condiciones de trabajo para el equipo.» 
—Richard Wenneker, de Emsland Frischgefluegel 
«La calidad de la carne mejoró muchísimo sin las manchas de sangre, como resultado, no es ya necesario recortarla. Esto ha traído notables beneficios en términos de aumento del rendimiento. Ahora la operación de corte emplea menos gente como resultado directo de los beneficios de CAS:»
—Estudio perteneciente a Prior Norge, por Anglia Autoflow.

Así que el CAK reduce los costos de producción y los mataderos que abastecen a KFC de Canadá podrían, con toda probabilidad, pasarse al CAK por razones económicas, de cualquier modo. De hecho, ese es el modus operandi del movimiento de defensa animal contemporáneo: Identificar prácticas que no son económicamente eficientes y que están en proceso de ser cambiadas por la industria de todas maneras. Lance una campaña para que acontezca lo que acontecería en el curso natural de los sucesos, declare victoria, y levante fondos. Esto es exactamente lo que está pasando aquí.

Segundo; PeTA ofreció a KFC Canadá nada menos que un golpe de marketing. Cesó su boicot a KFC de Canadá y está afirmando que ha ganado su campaña contra la crueldad de KFC en ese país, aunque “la crueldad en otras naciones continúa”, señalando así, para el público, que quien se preocupa con los animales, puede volver a comer en KFC de Canadá, con la bendición de PeTA. De hecho, ahora PeTA y KFC están de mil amores ante el público. PeTA afirma que KFC “gentilmente, pondrá [los pollos]… ‘a dormir.’” De acuerdo con el artículo de Toronto Star, el presidente de KFC Canadá, Steve Langford, estableció que, una vez que se sentó con el personal de PeTA, “encontramos que no había diferencias de opinión acerca de cómo los animales deberían ser tratados.” Matt Prescott de PeTA estableció que él creía “que KFC en Canadá está genuinamente preocupado acerca del bienestar animal.” Prescott agregó que “todo lo que queremos es que todos los KFCs de todos los países hagan lo que ha hecho KFC de Canadá”.

Consta que Langford está “encantado con el acuerdo.” Apuesto a que lo está. Si fuera él, yo también lo estaría. No perdió nada y ganó a PeTA como agencia de relaciones públicas y marketing para trabajar gratis para él.

Tercero, KFC está expandiendo su línea de productos y ofreciendo un nuevo sándwich, hecho con un falso pollo y aprobado por PeTA como “totalmente sin crueldad”, el que será manipulado juntos con los productos a base de carne de KFC y será preparado con mayonesa no vegana —a menos que el cliente pida sin mayonesa. Entonces KFC tendrá una opción no vegana apoyada por PeTA. Las personas ahora pueden ser “activistas por los animales” comiendo un producto no-vegano en KFC y poniendo más dinero en los bolsillos de una corporación que vende muerte. Pero hay una tradición en este tipo de comportamiento. En un artículo de diciembre de 2006 acerca de Dan Mathews de PeTA, Mathews y el periodista fueron a comer a McDonald’s y el periodista preguntó si podía pedir una hamburguesa con queso. Consta que Mathews respondió: “Pida lo que quiera,”…”La mitad de nuestros miembros es vegetariana y la otra mitad piensa que es una buena idea”. Fuera del hecho de que Mathews come en McDonalds, y le dice al periodista que pida lo que quiera, y proclama sin ninguna consternación aparente que la mitad de los miembros de PeTA es “vegetariana” —menos aún vegana—, Mathews come un producto —o “hamburguesa vegetariana”—, que ni el mismo McDonald’s dice que es vegetariana, dado que está preparada en una chapa junto a productos a base de carnes y manipulada junto a productos animales.

Y el acuerdo es una Victoria para PeTA, que hace mucho tiempo que abandonó el enfoque de los derechos animales a favor de perseguir una gloria mayor y una mayor cantidad de contribuciones. Todo lo que importa es PeTA. Los animales son sólo secundarios.

El trato KFC/PeTA demuestra dramáticamente lo está mal con el bienestar animal. Esas campañas perpetúan la idea confusa de que “derechos animales” significa poner una televisión en una cámara de tortura y no hacer absolutamente nada para desafiar el paradigma de la propiedad. Por el contrario, el enfoque bienestarista refuerza la condición de los animales como mercancías. Y hace que la gente se sienta mejor acerca de la explotación animal. Más aún, estas campañas representan la relación simbiótica entre la industria y el movimiento de animalista.

Hasta dónde esta situación ilustra la verdad de la observación de Margaret Mead, es recordándonos que un pequeño grupo de personas puede tener un impacto profundamente adverso en el progreso social. Algunas personas están preocupadas acerca de la ética del uso de los animales. Pero mientras los grupos de defensa de los llamados de “derechos animales” sigan diciendo a esas personas que ellas pueden cumplir sus obligaciones morales comiendo en KFC y otros lugares semejantes —recuérdese que PeTA “negoció” acuerdos similares con McDonald’s y con Burger King—, la condición que persistirá, y el único progreso que veremos, será el aumento de la cuenta bancaria de PeTA.

9 de abril de 2008

¿Un “novedoso enfoque” o simplemente más neobienestarismo?




Martín Balluch, un animalista austríaco, presidente de la Association Against Animal Factories de Austria, está divulgando un ensayo de su autoría que califica, según creo, como el comienzo de “un nuevísimo enfoque” dentro del debate derechos/bienestar.

El ensayo de Balluch es extenso y, en ciertos trechos, intrincado, pero la tesis básica es realmente bastante simple.

De acuerdo a Balluch, adoptar el enfoque abolicionista y promover la educación vegana/abolicionista, en vez de la reforma reguladora bienestarista, “no puede más que fracasar” porque, en una sociedad especista, “vivir veganamente cuesta una enorme cantidad de energía, de forma que sólo una pequeña minoría tendrá suficiente motivación y determinación para ser capaz de sostenerla.”

Entonces, ¿Cuál es el “nuevísimo enfoque” que Balluch propone?

Balluch argumenta que deberíamos apoyar la reforma bienestarista. Afirma que “al menos es posible” que la regulación bienestarista eventualmente lleve a la abolición tanto en el ámbito individual como en el social. O sea, apoyar la reforma bienestarista llevará al individuo, por una cuestión psicológica, hacia el veganismo y hará que la sociedad, por una cuestión política, se mueva hacia la abolición.

En suma, Balluch no está proponiendo un “nuevísimo enfoque” en absoluto.

Está meramente proponiendo lo que identifiqué como “neo-bienestarismo” en mi libro de 1996: LLuvia Sin Truenos: La Ideología del Movimiento de Derechos Animales, y en mis otros escritos. El neobienestarismo considera que hay una relación causal entre la reforma del bienestar animal y la abolición, en el sentido de que la primera conducirá a la segunda, y que es la mejor —o la única— manera de alcanzar la abolición. Ya argumenté acerca de que el neobienestarismo es problemático tanto en el aspecto moral como en el aspecto práctico.

El neo-bienestarismo es problemático moralmente porque involucra a los animalistas que dicen apoyar la abolición en campañas por maneras supuestamente “más humanitarias” de explotación animal. Esto no difiere de oponerse a la tortura, la violación, el abuso sexual infantil, o la esclavitud humana, y hacer campañas por versiones más “humanitarias” de aquellas formas de explotación en vez de trabajar directamente por su abolición. Si la explotación animal no puede ser moralmente justificada, entonces los defensores de los derechos de los animales deberían no promover formas “mejores” de hacer una cosa errada.

En el aspecto práctico, el bienestar animal simplemente no funciona. El bienestar animal proporciona protección a los intereses de los animales solo en la medida en que hacerlo es económicamente beneficioso para nosotros. Esto no debería sorprendernos, partiendo de la base de que los animales son propiedad; son mercancías que no tiene otro valor que no sea aquél que nosotros le acordamos. Los animales son diferentes de las cosas inanimadas que poseemos porque, a diferencia de esas cosas, ellos son seres sintientes que tienen intereses. Pero cuesta dinero proteger esos intereses y nosotros estamos generalmente dispuestos a “comprar” sólo el nivel de protección que esté justificado por el valor económico de la propiedad animal. Así, por ejemplo, podemos exigir el aturdimiento de la vaca antes de tumbarla, colgarla, y cortarla, pero hacemos esto porque si no lo hiciéramos, la vaca se sacudiría, golpearía a los trabajadores, y causaría daños a su propio cuerpo que disminuirían la calidad de su “carne”.

Ya hemos tenido leyes de bienestar animal durante 200 años y no hay absolutamente ninguna evidencia de que la reforma del bienestar animal conduzca a la abolición de la explotación animal. En realidad, ahora estamos explotando más animales en las más horribles formas que en ningún otro momento de la historia de la Humanidad. Más aún, cuando el público cree que los animales son tratados más “humanamente”, esto tiende a incentivar la continuidad de la explotación. Hoy en día, vemos en los medios una historia tras otra historia acerca de cómo personas que una vez habían dejado de comer carne o algún otro producto de origen animal, volvieron a comerlos porque creen que los animales son tratados mejor gracias a las supuestas reformas del bienestar animal.

Balluch solicitó mi específica reacción a su “nuevísimo enfoque”. Ofrezco los siguientes comentarios.

La educación vegana “solo puede fracasar”

Balluch argumenta que educar a la gente acerca del veganismo es una pérdida de tiempo, porque en Austria esto se hizo durante 130 años y no funcionó.

No puedo hablar de la situación en Austria, pero en términos generales, el movimiento animalista nunca promovió el veganismo como su claro e inequívoco basamento moral. Por el contrario, el veganismo es caracterizado por los líderes de la defensa animal, tales como Peter Singer, como “fanático”. Singer habla del consumo ocasional de productos animales como un lujo y afirma que incluso tenemos una obligación de no ser veganos si esto pudiera perturbar a otros. 

El movimiento promueve activamente “carne/productos animales “felices” y el etiquetado de los cuerpos y otros productos animales que estuvieren producidos “humanamente”, y otorga premios a los diseñadores de mataderos. El movimiento hace una distinción entre carne y otros productos animales, tratando el ovo-lacto “vegetarianismo” como la posición automática.

El movimiento animalista, con la excepción de pioneros como Donald Watson, ha marginado sistemáticamente el veganismo porque si ustedes le dicen a la gente que el veganismo es lo menos que ellas pueden hacer si se toman los derechos de los animales en serio entonces sus ingresos económicos pueden descender. Balluch lo reconoce. Manifiesta que los grupos de bienestar animal austríacos ingresan 30 millones de euros anualmente y que “algunos de esas sociedades promueven explícitamente el veganismo en sus impresos. Si todos los grupos animalistas tuvieran que cambiar sus campañas, tornándose puramente abolicionistas, ellos reducirían su tamaño de forma similar a los grupos veganos, y perderían toda su influencia y su capacidad para promover el veganismo también”. Entonces nosotros no podemos promover la abolición y el veganismo porque eso disminuiría las donaciones y acabaría con lo que sea el activismo vegano que es apoyado por esos grupos bienestaristas. La lógica de Balluch es asombrosa.

Pero aunque Balluch estuviera incurriendo en un error al sostener que el veganismo haya sido alguna vez la base del movimiento, este error no afectaría su análisis porque, de acuerdo a Balluch, incluso si todo el movimiento se comprometiera con el veganismo y lo promoviera como su claro e inequívoco principio moral, esto no importaría. La gente simplemente no va a tornarse vegana porque la sociedad es especista y, para la mayoría de las personas, tornarse vegano es demasiado difícil. El público simplemente “seguirá la corriente y adoptará el modo de vida que le demande menos resistencia”.

Sin embargo, nosotros no deberíamos perder la esperanza, de acuerdo a Balluch, quien especula que “al menos es posible, si no probable, que una persona evolucione psicológicamente desde el uso de los animales hacia los derechos animales, a través del bienestar animal”. Esto es, si alentamos a la gente a apoyar el bienestar animal, es “posible, si no probable”, que ellos se hagan veganos, eventualmente.

Balluch no es claro acerca de cómo, exactamente, tendría lugar esta transformación. En ciertos parágrafos, parece sostener que la regulación del bienestar animal eventualmente tornará tan caros a los productos animales, que la gente no tendrá más elección que no sea convertirse en veganas. Sin tener en cuenta que ese escenario asume que un público a quien no le interesa la abolición va a apoyar la reforma regulatoria incremental que, afirma Balluch, conducirá a la abolición, la regulación bienestarista, como explico abajo, generalmente incrementa la eficiencia económica de la explotación animal y no aumenta el costo de producción. Y dada la realidad del “libre-comercio”, aun si la regulación aumentara el costo de producción y los precios, habría productos importados más baratos para satisfacer la demanda.

En otros pasajes, Balluch parece afirmar que apoyando la reforma bienestarista, la gente eventualmente comprenderá que el uso de animales está mal en sí mismo. Esto es, si nosotros alentamos a la gente a creer que la explotación de los no humanos es moralmente aceptable porque está regulada, ellos eventualmente terminarán viendo que no es moralmente aceptable en absoluto. ¿Por qué piensa Balluch que reforzar el punto de vista de que el uso de los animales es moralmente aceptable llevará al eventual fin del uso de los animales? Balluch afirma que las campañas bienestaristas ayudan a que la gente se sensibilice con el sufrimiento animal. Pero un número abrumador de personas ya acepta y lo hace desde hace mucho tiempo, que es moralmente erróneo imponer sufrimiento “innecesario” a los animales. No hay evidencia empírica de que esto haya llevado hacia la dirección abolicionista.

El argumento de Balluch para demostrar porqué la educación “sólo puede fracasar” no es, en absoluto, un argumento. Él meramente da por sentada la cuestión sin que quede probada, afirmando que precisamos apoyar el bienestar animal porque precisamos apoyar el bienestar animal.

Encuentro difícil creer, sino imposible, que si el movimiento, en vez de hacer campañas por la reforma bienestarista, hubiera decidido invertir en la promoción del veganismo de una clara e inequívoca manera, los cientos de millones —quizás billones— de dólares que ha gastado a lo largo de décadas en EE.UU solamente, no habría cientos de miles veganos más que los que hay en la actualidad. Esto constituiría la fundación de un movimiento social y político que podría buscar una protección significativa para los intereses animales, incluyendo la prohibición del uso de los mismos.

Finalmente, el ensayo de Balluch prove un ejemplo excelente de cómo los animalistas marginan la posición vegana. Balluch hace un gran esfuerzo para explicar cuán difícil es ser vegano en una sociedad no vegana. En cualquier caso, dado que estos animalistas presentan el veganismo como un sacrificio extremo que convierte a la gente en un “mártir” por los animales o en un “fanático”, ellos no incentivarán a otros a convertirse en veganos. He sido vegano por 26 años. No lo considero como ningún sacrificio y los alimentos básicos para una dieta vegana están disponibles casi en cualquier lado. No me siento más tentado de comer productos animales por el hecho de vivir en una sociedad especista de lo que me sentiría a hacer cualquier otra cosa que considero fundamentalmente errónea en el plano moral.

Incluso si Balluch estuviera acertado en la cuestión de que la gente no siempre cumplirá con su compromiso con el veganismo, esto no debería determinar lo que nuestro mensaje debe ser. El hecho de que el racismo, el sexismo y el heterosexismo todavía estén presentes en nuestra cultura no significa que debamos alterar el mensaje y condonar estas formas de discriminación porque mucha gente todavía las practica.

La irrelevancia del público

Balluch afirma que el público es irrelevante para la lucha por los derechos animales porque el conflicto es “entre el movimiento por los derechos animales y las industrias de animales”. El público en general es irrelevante. El público simplemente “seguirá con la corriente y vivirá el modo de vida que le demande menos resistencia”

Aunque es cierto que el capitalismo vive de manufacturar los deseos que surgen en el público, la noción de que “las industrias de animales” son el motor principal para la explotación animal es absurda. Las industrias de animales existen porque el público demanda los productos animales. Si el público parara de demandar productos animales, aquéllos que tienen capital invertido en el negocio animal transferirían ese capital hacia cualquier otro lugar.

Hay poca, si alguna, evidencia empírica de que el público toleraría cualquier desafío real a su capacidad para consumir productos animales. El público puede apoyar reformas superficiales que no provoquen un aumento significativo en los precios, particularmente cuando productos más baratos puedan ser importados, pero Balluch está eludiéndose a sí mismo si piensa que su estrategia de legislar el veganismo a través de la reforma bienestarista —incluso si eso fuese posible en términos prácticos— sería aceptada por el público, antes de que el público estuviera convencido de que el uso de los animales es inmoral. Además de eso, la noción de que el movimiento por los derechos animales es capaz —sin el apoyo activo del público— de ejercer la presión necesaria para cualquier cambio significativo indica una profunda falta de entendimiento del proceso político.

El efecto económico de las reformas del bienestar animal

Balluch afirma que “al menos es posible —incluso si aún no tenemos datos para probarlo— que una sociedad evolucione políticamente desde el uso de los animales hacia los derechos animales, a través del bienestar animal” Supone que las reformas de bienestar animal, debilitan la industria animal y bajan la demanda de los productos animales al hacerlos más caros, y hacen que la gente opte por las alternativas veganas.

Balluch falla en su comprensión de la naturaleza de la explotación animal y la reforma bienestarista.

La reforma bienestarista, de un modo general, no debilita las industrias animales. Esto debido a que la reforma bienestarista generalmente hace a la explotación animal económicamente más eficiente y, de hecho, fortalece la industria de animales. Por ejemplo, las alternativas para las jaulas de gestación y los establos de confinamiento de terneros han demostrado incrementar la ganancia de los productores.

La campaña actual en los EE.UU. para reemplazar el aturdimiento eléctrico de las aves por la “muerte en atmósfera controlada” [CAK], está explícitamente basada en los beneficios económicos que los productores y los consumidores disfrutarán. De acuerdo a la Humane Society of the United States, gasear a las aves resultará en ahorro de costos y aumento de las ganancias, al disminuir los perjuicios sufridos en los cadáveres, como así también reducir la contaminación, y los costos de refrigeración; incrementando la producción de carne, de su calidad, y de su durabilidad en los puntos de venta; y mejorando las condiciones de los trabajadores.

De acuerdo a People for the ethical Treatment of Animals (PeTA), el método de matanza con aturdimiento eléctrico “rebaja la calidad y el rendimiento del producto” porque las aves sufren fracturas de huesos y el proceso resulta en una contaminación peligrosa para la salud humana. El método de aturdimiento eléctrico también aumenta los costos laborales” en varios aspectos. PeTA sostiene que el “CAK incrementa la calidad y rendimiento del producto” porque los huesos quebrados, las magulladuras, y la hemorragia son supuestamente eliminados, la contaminación se reduce, “la durabilidad en los puntos de venta” aumenta, y se produce “carne de pollo más tierna”. PeTA también afirma que el “CAK reduce los costos laborales” al reducir la necesidad de ciertas inspecciones, reduciendo los accidentes, y bajando la rotación de los trabajadores. CAK proporciona “otros beneficios económicos” a la industria avícola al permitir que los productores ahorren dinero en costos de energía, y al reducir el desperdicio de los subproductos y la necesidad del uso de agua.

Más aún, los productores pueden obtener una ganancia extra, cobrando más caro al consumidor por su carne etiquetada como producida en forma “humanitaria” y quizás incluso hasta consigan el apoyo de las organizaciones bienestaristas que patrocinan o apoyan diversos tipos de etiquetados.

La reforma bienestarista no afecta la demanda del consumidor por varios motivos.

Primero, la mayoría de esas reformas no resultan en un aumento del precio lo suficiente como para afectar la demanda.

Segundo, en el caso de que el aumento fuera significativo, los consumidores no se pasan a las alternativas veganas, sino que buscan productos menos caros. Entonces, si el precio de la carne bovina sube por cualquier razón que sea, los consumidores compran más pollo, o cerdo, o peces. No compran tofu.

Tercero, dado que buena parte del mundo, ahora, está involucrada con acuerdos de “libre comercio” de uno u otro tipo, un aumento en el precio de una mercadería en un país solamente va a causar la entrada de productos importados más baratos en el mercado.


Los ejemplos de Balluch

Los ejemplos que Balluch da para apoyar su posición no cumplen su objetivo.

Su ejemplo principal involucra la industria austríaca del huevo. Balluch afirma que Austria ha prohibido las jaulas en batería antes del supuesto plazo final del 2012 de la Unión Europea y que la producción de huevos cayó un 35%. No conseguí encontrar nada que apoye esta afirmación. De acuerdo a Statistics Austria: “la producción total de huevos en Austria fue de 89,271 toneladas en 2005 y 90.613 toneladas en 2006″. Esto es un incremento del 1,5%. De esta producción total, 3.510 toneladas de huevos en 2005 y 3.902 toneladas en 2006 fueron destinadas a las incubadoras. Substrayendo estos números del total, la producción de huevos fue de 85.761 toneladas en 2005 y 86.711 toneladas en 2006. El consumo por habitante de huevos en Austria subió de 233 en 2005 a 236 en 2006. Y parece que Austria está importando más huevos también. Los datos de la producción para 2007 no están aún disponibles en Statistics Austria. No sé de dónde sacó Balluch su cifra referente a una reducción del 35% en la producción de huevos, pero tal afirmación no está confirmada por las estadísticas que yo encontré.

Más aún, en algunos aspectos, el nivel de producción de huevos en Austria es irrelevante. Austria es parte de la Unión Europea. Si el precio de los huevos se incrementa significativamente en Austria, o si la producción de huevos en Austria no encuentra demanda para los huevos —lo cual sería el caso si Balluch estuviese acertado en cuanto a la reducción del 35% en la producción— los huevos serían importados desde otros países de la Unión Europea que aún tengan las jaulas en batería convencionales. Aunque la Unión Europea se haya propuesto prohibir la jaula en batería a partir del 2012, la noción de que todos los países de la Unión Europea van a cumplir para esa fecha está muy fuera de la realidad. Es más, la Directiva de la Unión Europea permite el uso de jaulas “enriquecidas”, las cuales son, en esencia, jaulas en batería condenadas hasta por las organizaciones de bienestar animal conservadoras. Estas jaulas pueden continuar siendo usadas incluso si todos los países de la Unión Europea cumplieran con la Directiva para el 2012. Aunque Balluch afirma que Austria también ha prohibido la jaula “enriquecida”, en otra parte de su sitio web afirma que las jaulas “enriquecidas” construidas antes del primero de enero de 2005 pueden ser usadas en Austria por 15 años a partir de su primera utilización.

Finalmente, Balluch presupone que los huevos de aves sin “jaulas en batería” o “de granero” proporcionan una mejor vida para las gallinas. Esto es un mito. Den un vistazo a los excelentes materiales (12) publicados por el santuario Peaceful Prairie Sanctuary acerca de los huevos de aves criadas “a campo libre”.

Balluch ofrece varios ejemplos más. Cita la prohibición austríaca del uso de animales salvajes en los circos. El problema, es claro, es que todavía se permite el uso de animales domesticados en los circos austríacos, y Balluch expresa que “los caballos, los camellos, el ganado, los cerdos y los perros” continúan siendo usados en los circos. Tal vez él piense que hay una diferencia moral entre el uso de animales no-domesticados y el uso de animales domesticados. Yo no estoy de acuerdo.

Balluch cita la prohibición, en Austria, de las granjas peleteras, pero reconoce que la prohibición “no redujo la cantidad de piel vendida en Austria, ya que los comerciantes simplemente se volcaron hacia las pieles importadas” La propia observación de Balluch refuta su tesis general de que el público es irrelevante, que la educación es una pérdida de tiempo, que el problema de la explotación animal es un conflicto entre los defensores de animales y la industria de animales, y que el público simplemente “seguirá la corriente y vivirá el modo de vida que le demande menos resistencia.” Austria prohibió las granjas de pieles. Los criadores de pieles se arruinaron, pero la venta de pieles en Austria no declinó. Esto prueba, de una manera muy convincente, que si el público no es educado y la demanda de los productos animales persiste, los animales continuarán siendo explotados. El hecho de que la actual mantanza de animales pueda hacerse en cualquier otro lugar, es irrelevante.

Balluch afirma que Austria tiene lo que él aparentemente considera como leyes estatutarias y constitucionales únicas, que protegen a los animales de ser matados “cualquiera sea el modo indoloro y ‘humanitario’ con que sea causada esa muerte”:
  • §6 [1] Derecho Animal: Se prohibe matar a cualquier animal sin una buena razón
  • §222 [3] Derecho Penal: Se prohibe matar a los animales vertebrados sin ninguna buena razón.
  • Constitución: El Estado protege la vida de los animales como cohabitantes de los humanos.
Balluch ignora el hecho de que usar animales para la explotación institucionalizada constituye una “buena razón” para matar animales en lo que a la ley concierne y en cuanto a lo que se aplica a Austria, lo cual, hasta donde yo sé, no se ha convertido en un país vegano. Él aparentemente no es consciente de que muchas leyes contra la crueldad en animales tienen previsiones semejantes y que la ley de Austria no es única en ningún sentido.

Balluch menciona la prohibición de 2005 en relación al no uso de grandes simios no humanos en experimentos en Austria. Dejando de lado que los vivisectores austriacos ya habían dejado prácticamente de usar grandes simios antes de que la prohibición fuera promulgada, la noción de que los grandes simios son más “como nosotros” que otros humanos y que son por lo tanto merecedores de una mayor protección legal, refuerza el especismo, en vez de disolverlo. 

Ciertamente me alegra que los viviseccionistas en Austria no puedan usar grandes simios no humanos para experimentación en el futuro, pero prevengo a los defensores de los animales contra hacer campañas por cualquier legislación sobre la fundamentación de que algunos no humanos “son más iguales que otros” en razón de su semejanza con los humanos. Es la sensibilidad el único criterio requerido para adquirir personalidad.

“Activismo de dos pistas”= “Activismo de la pista errada”

El análisis de Balluch es similar al de otros neobienestaristas. Por ejemplo, en un ensayo reciente, distribuido por “Vegan” Outreach, Norm Phelps promueve lo que él denomina el “activismo de dos vías”, el cual involucra el apoyo a las reformas bienestaristas. Según Phelps, esas reformas hacen que la gente sean “mucho más receptivas a un mensaje vegano”. Afirma que aquellos que apoyan el enfoque abolicionista prefieren la consistencia teórica a los resultados prácticos. Como Balluch, Phelps simplemente presupone que la reforma bienestarista perjudica la industria. Como Balluch, él parece no tener la menor idea del manejo económico que está por detrás de la reglamentación bienestarista.

Por ejemplo, Phelps acepta la afirmación de que la campaña de la HSUS referida a la jaula en gestación es ejemplo de un esfuerzo que “estropeará económicamente” a los productores de carne. Tal vez Phelps debería leer el reporte de la reporte de la HSUS acerca de las jaulas de gestación, el cual afirma que los estudios europeos indican que:

La productividad de las cerdas es mayor en los alojamientos en grupo que en las jaulas individuales, como resultado de la reducción en el porcentaje de heridas y enfermedades, una más baja incidencia de nacimientos de fetos muertos, y un más rápido retorno al ciclo de gestación después del parto. Los sistemas de alojamiento en grupo que emplean el ESF [alimentación electrónica de las cerdas] son particularmente económicos… La sustitución de las jaulas de gestación por los alojamientos en grupo con ESF reduce levemente los costos de producción y aumenta la productividad.

La HSIS cita estudios que demostrando:
«Que el costo total por lechón vendido es 0.6 % menor en los ESF sistemas en grupo, mientras que la ganancia para el criador es 8 por ciento más alta, por el incremento de la productividad… que, en comparación con las jaulas en gestación, los sistemas de alojamientos en grupo con ESF disminuyeron el tiempo de trabajo un 3 % y aumentaron un poco la ganancia por cerda por año… [y que] lo ahorrado en la granja de cerdas puede ser invertido en la granja de engorde, donde el costo por unidad de peso disminuyó 0,3%. Es solo este cambio en los costos lo que se reflejaría en el precio minorista del cerdo.»
HSUS concluye:
«Es probable que los productores que adopten el alojamiento en grupos con ESF van a poder aumentar la demanda de sus productos o cobrar un precio que les va a hacer ganar una ganancia extra. Una encuesta del año 2003 reveló que el 77% de los consumidores de Iowa comprarían productos porcinos provenientes de las empresas cuyos proveedores criaran y sólo procesaran sus cerdos en condiciones humanitaria y medioambientalmente saludables.»
Además de eso, Balluch y los otros neobienestaristas parecen no entender que vivimos en un mundo de recursos limitados. Todo dólar y todo minuto que empleemos en la promoción de reformas bienestaristas representan menos recursos disponibles para la educación vegana no violenta y creativa. Entonces no se trata de un activismo en “dos pistas”, si una de esas pistas está equivocada.

Finalmente, Balluch afirma que yo apoyo la reforma bienestarista incremental en Lluvia Sin Truenos, pero que yo soy demasiado limitado en lo que considero que es la reforma abolicionista. Sus comentarios sugieren que estoy a favor de la reforma bienestarista y esto no es correcto. En mi libro argumento que los animalistas deben concentrarse en el veganismo y en los esfuerzos educacionales no violentos a fin de minar el paradigma de la propiedad. Argumenté que si los defensores querían perseguir la reforma, deberían al menos perseguir prohibiciones de los componentes institucionales de la explotación que sean significativos, dentro del contexto de una campaña que reconociera el valor inherente de los animales no humanos y fuese explícitamente presentada al público como parte de un conjunto de esfuerzos para abolir todo el uso de animales.

La propuesta de Balluch, debería resaltarse, no atiende siquiera estos criterios. Por un lado, afirma que una reforma bienestarista “es un paso rumbo a los derechos animales sin perjudicar significativamente las industrias de de explotación animal”. Una campaña de este tipo no atendería necesariamente los criterios que presenté en Lluvia Sin Truenos. Por otro lado, él parece afirmar que los animalistas deberían apoyar cualquier reforma, inclusive las etiquetas de producción “humanitaria” para la “carne feliz”, porque cualquier reforma bienestarista probablemente constituirá más apoyo para el bienestar animal que, según Balluch, conducirá en la dirección de los derechos animales. Estas campañas no solo no reducirán incrementalmente la condición de propiedad de los no-humanos; ellas la reforzarán.

Conclusión

En resumen, no hay nada nuevo en el enfoque de Balluch. Él está meramente proponiendo el paradigma neobienestarista, el cual ha dominado el movimiento en los EE.UU. y Gran Bretaña desde los años 90’, y que ahora, aparentemente, ha sido exportado a otras partes de Europa.

La noción de que nosotros debemos promover el bienestarismo para minar el bienestar es absurda y tiene que ser rechazada por aquéllos que se preocupan tanto en promover un mensaje moralmente significativo como en los resultados prácticos.

El enfoque neobienestarista no facilita ni una cosa ni otra. El enfoque abolicionista posibilita ambas.

Ser vegano no es es, como Balluch y otros sugieren, una cuestión de dolorosa abnegación e inmenso sacrificio. Es fácil, mejor para su salud y mejor para el planeta. Y, lo más importante, es la aplicación del principio de la abolición de la explotación de los animales no humanos en su vida diaria.

Si usted no está dispuesto a ser un vegano, simplemente enfrente el hecho de que no se preocupa lo suficiente en hacer una cosa que usted tiene el poder de hacer: decidir lo que lleva a su boca, o lo que viste, o lo que usa en el cuerpo. No pierda su tiempo y dinero apoyando organizaciones bienestaristas que le dicen que determinado abuso de animales es peor que otros y que si usted les envía una donación ellas resolverán el problema en su lugar.

No, siendo veganos ustedes no estarán resolviendo todos los problemas del mundo. No conseguirán salirse completamente de la explotación animal que impregna cada aspecto de nuestras vidas y que está presente incluso en la superficie de las carreteras, la pintura de nuestras casas, plásticos, y muchas otras cosas. Pero si la mayoría de nosotros saca los productos animales de nuestros platos, y deja de consumirlos de cualquier otra manera, la industria encontraría muy rápido alternativas a los subproductos baratos de origen animal.



Educación Vegana Simplificada. Segunda parte





Recientemente un amigo me hizo la siguiente pregunta:
«¿Qué le decís a la gente que son veganos y que educan a otros acerca del veganismo pero que también están preocupados en relación a los circos, caza, y otras formas particulares de explotación animal? ¿Le aconsejas que no se dirijan hacia esos temas en absoluto y que simplemente se centren en el veganismo?»
Por supuesto que no.


Ciertamente es el caso en el que aconsejo que los defensores no gasten su tiempo y recursos en campañas centradas en un solo tema. La razón es simple: las campañas centradas en un solo tema invariablemente transmiten la impresión de que algunas formas de explotación animal son moralmente distinguibles de otras que son peores o que deberían singularizarse por una crítica en especial. Por ejemplo, una campaña contra las pieles transluce la impresión de que hay alguna relevancia moral entre la piel y otras formas de vestimenta con animales, tales como el cuero o la lana. Una campaña contra comer cuerpos animales transmite la impresión de que comerlos es moralmente más objetable que beber leche o comer huevos. Una campaña contra las jaulas en batería convencionales sugiere que los huevos de gallinas criadas “a campo libre” son deseables en un sentido moral.

Este problema es inherente a las campañas centradas en un solo tema, en una sociedad en la cual la explotación animal es considerada como normal. Si tales prácticas X, Y, y Z, son todas consideradas como normales en una sociedad y están muy emparentadas, entonces una campaña contra X, pero no contra Y y Z, sugiere que hay alguna diferencia relevante entre X por un lado y Y y Z, por el otro. Por ejemplo, vivimos en una sociedad en la que es considerado como normal o “natural” comer cuerpos y otros productos animales. Una campaña que se centre en la carne da la impresión de que hay una diferencia moral entre la carne y otros productos animales, lo cual no es el caso. La prueba de esto se encuentra en el hecho de que muchos defensores de los animales son vegetarianos pero no veganos. Y ellos hacen esta distinción, entonces ¿qué podemos esperar del público en general?

Esta situación se diferencia de otra en la que X, Y, y Z son todas consideradas como actividades o prácticas objetables. Por ejemplo, todos consideramos el genocidio como una cosa mala, sea que ocurra en Darfur, Somalía, o Bosnia. Si tenemos una campaña para que se detenga el genocidio en Darfur, eso no significa que pensemos que el genocidio en otros lugares es aceptable. Consideramos la violación y la pedofilia como moralmente objetable. Una campaña contra una no implica ninguna aprobación tácita de la otra o ninguna idea de que una es moralmente distinguible de la otra.

Este problema inherente a las campañas centradas en un solo tema se exacerba por el hecho de que los grupos animalistas que promocionan estas campañas con frecuencia alaban explícitamente a los explotadores que pueden parar o modificar alguna práctica de explotación, pero que continúan manteniendo otra práctica relacionada. Por ejemplo, algunos defensores de animales alaban a los huevos de “campo libre” como la alternativa “socialmente responsable” a los huevos de gallinas criadas en “jaulas en baterías”. Muchas grandes organizaciones de defensa animal sostienen o aprueban las etiquetas “humanitarias” que se colocan en los productos animales. Un prominente filósofo de ética animal afirma que ser un “omnívoro consciente” es “una posición ética defendible.” Este tipo de conducta conlleva un mensaje moral muy claro y explícito: Algunas formas de explotación animal son moralmente aceptables.

Más aún, las campañas centradas en un solo tema no sólo crean la impresión errónea de que algunas formas de explotación son, en un sentido moral, cualitativamente diferentes de otras, sino que con frecuencia resultan en falsas “victorias”. Por ejemplo, la campaña de un solo tema en California contra el paté de fuagrás [1, 2] resultó en una ley que, de hecho, fue apoyada por el único productor de paté de foie gras de California, porque la misma lo protegió de cualquier acción legal que se pudiera hacer contra él, hasta el 2012, y probablemente será derogada antes de que ni siquiera entre en vigencia si la producción de paté de foie gras puede ser hecha más “humanitariamente”.

Así que no soy partidario de poner tiempo y dinero en campañas centradas en un solo tema. Sostengo que nuestro tiempo, esfuerzo, y otros recursos son mejor utilizados en la promoción del veganismo. Dado que el 99% del planeta considera que comer alimentos animales y consumir o usar productos animales es aceptable, nunca cambiaremos el paradigma que necesitamos cambiar si vamos a dejar fuera la noción de que los humanos tenemos un derecho moral a explotar a los no humanos. Necesitamos construir un movimiento no violento para la abolición que tenga al veganismo como su basamento moral.

Pero eso no significa que no deberíamos oponernos a formas particulares de explotación. Por ejemplo, el fin de semana pasado, un caballo, Eight Belles, que corre en el Kentucky Derby fue asesinado inmediatamente después de la carrera y sobre la pista cuando sus tobillos se agotaron como resultado de una carrera más larga y veloz que la que ella estaba preparada para soportar. Fui entrevistado en un programa y me preguntaron acerca de mis puntos de vista acerca de Eight Belles. Expliqué que me oponía a todas las carreras de caballos pero como parte de mi idea general de que los humanos no tenemos justificación moral para usar no humanos en absoluto, incluyendo para comida. El anfitrión del programa entró en conversación y habló acerca de cómo y cuánto quería y cuidaba a su perro pero tenía una parrillada aquel fin de semana pasado en la cual consumió otros animales. Así que, en cuestión de unos pocos minutos, fue hecha la conexión entre las carreras de caballos y otras formas de explotación, particularmente el consumo de productos animales.

Cuando discutimos y criticamos una forma particular de explotación, es importante dejar en claro que consideramos la práctica en particular como moralmente injustificable, y no que pensamos que la práctica o la actividad pueda ser mejorada si la regulamos de manera que sea más “humanitaria”. Y es crucial dejar en claro que nuestra oposición a la práctica o actividad es parte de nuestra oposición total hacia todo uso de animales. No deberíamos eludir el dejar claro que buscamos la abolición de toda la explotación animal.

Así que cuando estén enfrentando una práctica o actividad en particular y quieran dar o les pidan un comentario, deberían hacerlo, si les parece. Sólo sean claro en que la solución al problema no es hacer la actividad o práctica más “humanitaria”, sino reconocer que la práctica es nítidamente frívola, como es la mayoría de nuestro uso de los no humanos, y que debería ser abolida –como debería serlo toda la explotación animal–.

Aquí hay dos ejemplos:

Pregunta: Estoy leyendo acerca del paté de fuagrás. ¿La manera en que se hace es terrible, no es cierto? 
Respuesta: Sin duda lo es. Pero no es realmente diferente de cualquier otra cosa que también comemos. El bife que comiste esta noche, o el vaso de leche que tomaste esta mañana, implican un proceso de producción tan horrible como el que está implícito en el paté de fuagrás. Y no tenemos ningún derecho a matar animales no humanos sólo porque pensamos que ellos tienen un rico sabor, independientemente de lo bien que los tratemos. 
Pregunta: El circo está llegando a la ciudad. Como defensor de los animales, ¿qué pensás acerca del uso de los animales en los circos? 
Respuesta: Pienso que es terrible. Les imponemos sufrimiento y muerte a los animales por mero entretenimiento y esto es realmente inconsistente con lo que afirmamos creer cuando expresamos nuestro acuerdo con la idea de que está mal infligir sufrimiento “innecesario” a los animales. Pero entonces, usar animales en los circos, realmente no es diferente de comer animales, lo cual es también algo que involucra nuestro placer o entretenimiento y es simplemente inconsistente con lo que decimos que creemos. No hay manera de darle sentido lógico alguno al hecho de que tratamos a algunos no humanos animales como miembros de nuestras familias y le clavamos el cuchillo a otros, o los torturamos para nuestro disfrute en circos, zoológicos, o rodeos. 
Si deberían o no emplear su tiempo y energía en legislación concerniente a circos, es otra cuestión. Como ya dije, en este momento el contexto cultural es tal que hace que de lejos tenga más sentido emplear nuestro tiempo focalizando en el uso de los animales para comida, que es la práctica primaria que, en efecto, legitima otras formas de explotación. Pero si deciden hacer campañas contra los circos, su campaña debería, como mínimo, oponerse al uso de todos los animales en los circos sin ninguna excepción, y dejar claro que los circos no son mejores o peores que otras formas de uso de animales, todas las cuales deberían ser abolidas si nos vamos a tomar a los animales en serio.

[La primera parte del ensayo puede leerse clicando aquí]

25 de marzo de 2008

Educación Vegana Simplificada. Primera parte




Una de las cosas que escucho con frecuencia es que educar a las personas acerca del veganismo, particularmente a los que no conocemos, es difícil.

Por el contrario, nuestras interacciones cotidianas con las personas ofrecen muchas oportunidades para discutir acerca del veganismo. Este ensayo se ocupará de dos ejemplos. Presentaré otros en futuros ensayos.

Por ejemplo, en enero de este año, tuve que llevar a Robert, uno de nuestros perros, a ver a un especialista en la Escuela de Veterinaria de la Universidad de Pennsylvania. Había una mujer —me voy a referir a ella como “Jane” en este ensayo, pero este no es su verdadero nombre— sentada en la sala de espera. Jane estaba con una galga. Y como siempre sucede cuando dos humanos están en estos lugares con sus compañeros no humanos, comenzamos a conversar acerca de qué problemas de salud nos habían llevado a Penn. Y esto llevó a cómo Jane había adoptado a su perra que tenía un grupo de rescate y a cómo fue encontrado nuestro perro viviendo debajo de un auto abandonado.

Después de un minuto o dos de hablar acerca del horror que es la industria de las corridas de galgos, le dije a Jane que solía enseñar en la Universidad de Pennsylvania muchos años atrás, y que Penn era famosa por los horribles experimentos, pruebas y procedimientos “educacionales” que hacían en perros y otros animales no humanos. Ella dijo que había escuchado acerca de los experimentos animales en Penn y le mencioné cuán extraño era que una parte del edificio se dedicara a la aplicación de la medicina veterinaria para ayudar a los animales que amaban los humanos y otra parte del edificio se dedicaba a torturar no-humanos que no eran miembros de ninguna familia. Jane afirmó que realmente no tenía sentido tratar algunos perros y gatos como miembros de nuestra familia y tratar algunos perros y gatos como “instrumentos de investigación”

“Muy cierto,” dije. “Pero en muchos aspectos, somos todos exactamente igual a esos veterinarios de Penn. Tratamos algunos animales como miembros de la familia y a otros, los dañamos.”

Parecía confusa. “¿Qué quieres decir?” Yo jamás dañaría a un perro o gato.” Cambié la conversación, dejando de hablar de perros y gatos y comenzando a hablar sobre vacas, cerdos y gallinas, y acerca de cómo estos animales no son, en realidad, diferentes de los perros y los gatos. Hay algo muy extraño en el hecho de que consideramos algunos no humanos como miembros de la familia, como seres que amamos y cuya personalidad reconocemos, mientras que, al mismo tiempo, clavamos los tenedores en otros animales que no son diferentes –tanto moral como prácticamente–, de aquéllos que amamos.

Jane se quedó en silencio por un momento y entonces preguntó:


“¿Eres vegetariano?”

“Soy vegano,” respondí.

“¿Quieres decir que ni siquiera bebes leche?” preguntó.

“Correcto. No como huevos, ni ningún producto lácteo.”

“Puedo entender lo de no comer carne. Pero ¿qué está mal con los lácteos y los huevos?”

“Todo. Los animales usados en la industria láctea o de los huevos son mantenidos vivos por más tiempo que la mayoría de sus equivalentes “para carne”, son tratados peor, y terminan en el mismo horrible matadero.”

Jane parecía perturbada.

“¿Pero no es realmente difícil ser vegano?” preguntó.

“En absoluto,” le respondí. “Es increíblemente fácil y es mejor para ti y para el planeta, además de ser lo correcto si consideras a los animales nohumanos como miembros de la comunidad moral.”

Pasé unos pocos minutos hablando acerca de los beneficios para la salud de la dieta vegana y del desastre ecológico de la agricultura basada en la cría de animales.

Nuestra conversación se detuvo por unos 30 segundos y entonces Jane preguntó:

“Podrías conseguirme alguna información acerca de cómo hacerse vegano?

Claro. Dame tu dirección de email.”

Conversamos durante algunos pocos minutos más acerca de la gran varidad de alimentos veganos que ya están disponibles, y entonces nos llamaron a Robert y a mí para ver al veterinario. Jane se había ido cuando salimos. Esa tarde, le envié a Jane varias cosas para leer acerca del veganismo —tanto acerca de los temas concernientes a cuestiones morales como de salud y ambientales como así también informaciones prácticas acerca de nutrición y de cómo preparar la comida vegana de manera rápida y fácil. Esa noche, recibí una breve respuesta: “Gracias. Lo voy a leer con interés.”

Dos semanas atrás, recibí un correo electrónico de Jane —el primero que tuve después de haberle enviado este material. El correo decía, en parte:

“Ya soy un 60% vegana y estoy empeñada en llegar al 100%. Me siento mejor tanto en términos espirituales como físicos. Estoy usando la comida vegana para perros que me recomendaste ¡y ella la adora! Gracias por tu tiempo.”

Los hospitales y oficinas veterinarios son siempre lugares óptimos para comenzar conversaciones acerca del veganismo. La gente está concentrada en sus compañeros nohumanos y están emocionalmente muy abiertas a pensar, en forma más abstracta, acerca de los animales nohumanos en general. No puedo recordar siquiera haber estado en un consultorio veterinario sin que iniciara una conversación con alguien que no se desviara hacia el veganismo —y hemos tenido hasta siete cachorros de una vez, todos rescatados del abandono, así que tenemos mucha experiencia en consultorios veterinarios.

Otro lugar excelente para hablar acerca del veganismo es dentro de un avión.

Cuando piden cualquier tipo de comida especial en un vuelo, esas comidas usualmente se sirven primero. La azafata viene y pregunta si ordenaste un “comida especial.” Siempre respondo, “sí, pedí una comida vegana sin ningún producto animal de ningún tipo que sea.” La mayoría de las veces, la persona sentada a mi lado, o las dos personas sentadas a ambos lados, si estoy en el asiento del medio, me preguntan si tengo alergias o porqué pedí una comida de este tipo. Esto, por supuesto, abre la puerta para una discusión acerca de porqué es que soy vegano. Dependiendo del tiempo que pase entre que llega mi comida y la distribución de las demás, el 20% de las personas con las que conversé preguntan a la azafata, cuando llega con el carrito, si hay otra comida vegana disponible. De hecho, nunca comienzo a comer mi comida hasta que venga el carrito, para el caso de que esto ocurra y no haya una comida vegana extra, porque así le doy la mía con felicidad a mi vecino, como ya lo hice en varias ocasiones.

Algunas de las mejores discusiones que tuve acerca de derechos animales y veganismo sucedió en los aviones, particularmente en los vuelos transatlánticos. Estás ligado a alguien cerca de 7 horas y las personas con frecuencia están felices de pasar por lo menos parte de ese tiempo hablando con quien está sentado frente a ellas.

Una de mis historias favoritas ocurrió varios años atrás. Estaba rumbo a Paris, sentado cerca de una mujer que tenía un abrigo de piel. No estaba usando el abrigo, sino que lo tenía sobre el asiento. Yo estaba leyendo una copia de mi libro «Introducción a los Derechos Animales», la cual, para ese momento, estaba con la idea de hacer una segunda edición y considerando modificaciones que podía hacer. El vuelo se retrasó dejando el aeropuerto de Newark, así que conversamos un poco acerca de las conexiones que teníamos en París. Ella vió mi libro y preguntó, “¿es un buen libro?” Sonreí y dije que era ¡un libro excelente! Me pregunto si era "un partidario de los derechos animales.” Le dijo que sí lo era, y ella pasó los próximos 30 minutos —durante los cuales continuábamos en el portón— hablando acerca de sus dos perros y de cuánto los iba a extrañar mientras estuviera en su viaje de negocios en Francia, etc.

Y entonces ella llevó el tema hacia su abrigo de piel. Dijo, “mi abrigo de piel debe ofenderlo. Le pido disculpas.” Comenzó explicándome que era un abrigo hecho con zorros “de criadero” y que los animales no eran capturados con trampas. Le expliqué cómo los animales “de granjas” son torturados de la misma manera que a los que cazan con trampas —no más ofensivo que el abrigo hecho de cuero o lana. Ella pareció quedarse perpleja al escuchar esto. “¿No usa lana o cuero?”; “No”, le respondí, “Soy vegano.”

Pasé los próximos 15 minutos, aún en el portón, explicando qué era el veganismo y asegurándole que el mismo ofrece una amplia variedad de opciones saludables y excitantes, y que es la lógica elección para cualquiera a quien le importe los animales no humanos. Entonces le sugerí que los zorros matados para hacer su abrigo de piel no eran diferentes de los perros que ella estaba tan triste por dejar en Nueva York durante dos semanas. Comenzamos entonces a hablar de la “esquizofrenia moral” que afecta e infecta nuestro pensamiento acerca de los no-humanos.

El avión despegó, las raciones comenzaron a servirse, me dieron mi comida vegana, y mi vecina preguntó inmediatamente a la azafata si había una comida vegana extra a bordo. Había una, y ella la pidió. Pasamos las próximas horas hablando acerca de derechos animales y veganismo !y confesé ser el autor del libro por el que había preguntado!

Después de 2 meses después de ese vuelo, recibí un email de esta persona. Ella había dado su abrigo de zorros a un grupo animalista que lo usaría en una demostración anti-pieles y había encargado un ejemplar de «Introducción a los Derechos Animales» y lo había leído. Estaba cambiando hacia el veganismo, usando una técnica que yo le había sugerido, en la que ella no comería ningún producto animal en una comida, luego en dos comidas, luego en tres, y después en todos los refrigerios también. Pasaron otros dos o tres meses y ella escribió de nuevo para decirme que ya era completamente vegana.

La educación vegana es desafiante. Vivimos en una cultura en la que la mayoría de la gente asume sin pensar que consumir productos animales es “normal” o “natural”. La educación vegana demanda mucho tiempo, con frecuencia significa trabajar persona por persona y emplear bastante tiempo en eso.

Pero cada día nos presenta toda una suerte de oportunidades para educar a otros y las oportunidades más efectivas son los intercambios amistosos y calmados entre dos seres humanos pensantes.

Y cada persona que se hace vegana es una contribución vital para la revolución noviolenta que con el tiempo cambiará el paradigma de los animales no humanos como propiedad hacia el de los animales no humanos como personas.

[Continuación a la segunda parte clicando aquí]




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