17 de enero de 2007

Abolición y Reforma Progresiva



En respuesta a mi ensayo anterior sobre veganismo, varios activistas me escribieron solicitándome que argumente acerca de qué otros modos de reforma progresiva —aparte de tornarnos veganos— son consistentes con la posición abolicionista.

Este ensayo es una respuesta inicial para esos pedidos y continuaré el tema de vez en cuando, con ulteriores ensayos sobre estrategias para una reforma progresiva.

Déjenme decir, como una cuestión preliminar: nuestra decisión personal de abrazar el veganismo es el cambio progresivo más importante que podemos hacer. El veganismo es la forma más importante de activismo. Y es algo que está dentro de las posibilidades de cada uno poder hacerlo. Ahora.

Por mucho tiempo, el movimiento animalista ha tratado al veganismo en sí mismo como “extremista”, y ha promovido el mito de que los productos de origen animal puede ser obtenidos en una forma “humanitaria” y de que podemos ser moralmente “omnívoros conscientes.” Durante mucho tiempo, el movimiento ha caracterizado el veganismo estricto como “fanático.”

Si el movimiento animalista es aún algo más que un sector compasivo para elitistas adinerados que compran su “carne feliz”, huevos de gallinas libres de jaulas en batería, y productos lácteos orgánicos de lugares como Whole Foods, o un movimiento que promueve como “visionaria” a las medidas diseñadas para mantener a la industria de la carne funcionando “sin riesgos, con eficiencia y lucrativamente”, el veganismo debe ser situado en el frente y centro como línea de base del movimiento.

Hay una diferencia cualitativa entre la posición de los derechos animales y la posición del bienestar animal. La primera considera al veganismo como su línea de base moral; la última no lo hace.

El veganismo es la aplicación del principio abolicionista a la vida del individuo. No es una opción; es esencial. Es extremadamente dificultoso —quizás imposible— no ser cómplices de la explotación animal al menos indirectamente, como consumidores, en una sociedad sostenida por la explotación animal, pero podemos sin embargo dejar en claro que si no eres vegano, ciertamente eres un explotador de animales. Es así de simple.

Educación Vegana

Además de nuestra decisión individual de adherir al veganismo, hay ciertamente otras formas de cambio progresivo que podemos perseguir. Argumento sobre ellas en mi libro del año 1996: Lluvia Sin Truenos

Así como la decisión de convertirse en vegano/a es la manera más importante de cambio progresivo que podemos hacer en el terreno personal, educar a otros acerca del veganismo es la forma más importante de cambio progresivo activista en el terreno social. Es ciertamente una forma más significativa de cambio progresivo que hacer campañas por jaulas más grandes o promover a los vendedores de carne “feliz”. Cada persona que educamos es alguien cuya vida personal podemos afectar en modos significativos. Cada persona que adhiere al veganismo representa una reducción de la demanda de los productos animales y otra adición a la base que puede servir como la fundación de un real movimiento social y político y un alejamiento del movimiento bienestarista inefectivo, contraproducente y conservador que actualmente existe.

Aquí hay algunos ejemplos —y solo unos pocos— de cosas que puedes hacer:
• Distribuye literatura sobre veganismo en lugares donde se reúna un gran número de personas. Hay grupos de base que se centran casi exclusivamente en la distribución de literatura sobre veganismo y la abolición de la explotación animal entre el público. Algunos de estos grupos producen su propio material.
• Emplaza semanalmente un puesto de comida vegana en un mercado local, o realiza un festival comunitario, tal como un festival. Mucha gente jamás probó la comida vegana. Preséntasela como algo sabroso. Despáchala con literatura agregada a la positiva experiencia de comerla.
• Ofrece presentaciones sobre veganismo en el local de tu colegio secundario (básico y polimodal), o en la comunidad colegial, o en la universidad.
• Ayuda a los estudiantes a formar organizaciones de defensa del veganismo para que ellos puedan conseguir opciones de comida vegana en sus colegios, haciendo así crecer la conciencia acerca del veganismo como una cuestión general.
Si tienes una tarde por semana para dar a las cuestiones de animales, ocupar tu tiempo en estos tipos de actividades educativas será mucho más productivo que pasar tu tiempo trabajando por jaulas en batería más grandes u otra regulación bienestarista.

Hay algunas otras cosas que puedes hacer para educar. En futuros ensayos exploraré diferentes tipos de educación abolicionista. Enfatizo que ésta es una respuesta inicial.

Campañas que apuntan a usos animales específicos.

¿Y qué acerca de las campañas —legislativas o de otro tipo— para alcanzar prácticas o usos particulares implicando animales? En Lluvia Sin Truenos argumento que los defensores harán probablemente mejor gastando su tiempo, energía y dinero en el veganismo y la educación vegana.

Realmente no hay suficiente apoyo público para conseguir el tipo de legislación que haría a una real diferencia. Como resultado, los esfuerzos para asegurar legislación invariablemente resultan en leyes que hacen poco más que cambios mínimos que benefician a los explotadores lejos de ayudar a los animales.

En cualquier caso, llegado al punto en que los defensores quieran dedicarse a campañas concernientes a distintos usos o prácticas, deberían buscar la reducción progresiva del estatus de propiedad sobre los animales. Esto es, las regulaciones del bienestar animal generalmente requieren sólo que los humanos exploten a los no-humanos en un modo eficiente. Es teóricamente posible reducir el estatuto de propiedad de los animales en un modo progresivo a través de medidas que reflejen que los no humanos tienen un valor inherente o intrínseco, y no un valor meramente extrínseco o condicional.

Los defensores que quieran ir en esta dirección —y no estoy defendiéndola como sí estoy fuertemente a favor de la educación vegana/ abolicionista—deberían perseguir prohibiciones —más que regulaciones— de actividades institucionales significativas. Estas prohibiciones deberían estar basadas explícitamente en el valor inherente de los animales, y no en la noción de que la medida será beneficiosa para otros explotadores tanto como para los animales. Este valor inherente debería ser reconocido sin que pueda ser ignorado simplemente porque beneficiará a los humanos. Las campañas por estas prohibiciones no deberían proponerse substituir la actividad por otra forma más “humana” de la misma explotación, y debería siempre estar acompañada con una demanda clara e inequívoca de abolición de todo uso animal.

Un ejemplo de campaña que encajaría en esta descripción: La prohibición de todo uso de animales en circos por la razón de que es inmoral y no puede ser justificada por razones de beneficio económico. Los defensores deberían ser claros acerca de que el uso de los animales en otras formas de entretenimiento o con cualquier otro propósito, incluyendo la comida, es similarmente objetable.

Como opuesto a: Una regulación que requiere que todos los animales en los circos sean tratados “humanamente.”

Otro ejemplo de una campaña que encajaría en esta descripción: Una prohibición en el uso de cualquier animal para un tipo especial de experimento acompañado con el claro reclamo de la abolición de toda forma de experimentación en animales.

Como opuesto a: Una regulación que requiera que el uso de animales en experimentos sea “humano” y controlado por un Comité de Cuidado de los Animales. ["Comité Ético"].

Como cuestión general, el tipo de prohibiciones que representa la erradicación progresiva de la condición de propiedad de los animales será difícil, si no imposible, de conseguir en el tiempo presente, dado que no hay una base políticamente organizada para apoyarlas. Esto puede dar al menos una explicación parcial de por qué casi ninguna de las campañas realizadas por las mayores organizaciones nacionales de animales en los EE.UU. se ajusta a este modelo de prohibición y las pocas que lo hacen sugieren explícita o implícitamente que otras formas de explotación animal pueden ser más aceptables.

Por ejemplo, una campaña para prohibir la caza “con animales cercados” que sugiere que la caza “deportiva” es de alguna manera menos objetable que la caza con animales cercados, sería problemática.

Una campaña contra las pieles que sugiere que hay alguna diferencia entre la piel y otros tipos de ropa hecha con no-humanos es problemática.

Un llamamiento a boicotear la comida de animales marinos de Canadá como parte de una campaña que prohibe la matanza de focas implica que comer animales marinos de Canadá es aceptable si la matanza de focas termina.

Estas campañas pueden implicar prohibiciones más que regulaciones, pero llevan a un mensaje confuso y desconcertante.

En cualquier caso, recalco que como una cuestión de consistencia, tanto doctrinal como de uso eficiente y estratégico de los recursos del movimiento, la manera más efectiva de realizar campañas al momento presente es educar al público acerca del veganismo.

No olviden a los Individuos Animales

El movimiento animalista corporativo –al menos en los EE:UU.- ha puesto al cuidado de los animales individuales –particularmente aquéllos que han sido domesticados para servir a los humanos como “compañía”-, en la parte más baja de la lista y, en algunos casos, no lo incluyen en la lista de ningún modo. 

Aunque hay muchas organizaciones animales con presupuestos multimillonarios, una pequeñísima fracción de estos dólares son destinados al cuidado de los no-humanos actuales.

Verdaderamente, PeTA apoya la matanza de perros y gatos sanos, oponiéndose a los refugios que no matan.

Aunque no debemos traer más no humanos a la existencia, ciertamente debemos cuidar de los no-humanos de cuya existencia somos los causantes.

He tenido defensores de los animales afirmando que proveer de un hogar a perros, gatos u otros animales domésticos, o hacer la tarea de AER, es “bienestarista” porque asume que sabemos lo que es mejor para estos no humanos. Estos defensores alegan que no debemos interferir con estos animales en absoluto si realmente pensamos que son seres moralmente significativos.

Esta posición implica un entendimiento equivocado acerca del significado del bienestar animal. Los bienestaristas difieren sobre lo que constituye un trato adecuado, pero asumen que el problema principal no es que usemos a los animales, sino solamente cómo los tratamos. La idea, examinada en mi ensayo sobre los no-humanos domesticados, de que deberíamos detener la cría de más animales pero que deberíamos cuidar aquellos que están aquí ahora no solo no es bienestarista, sino que es lo opuesto del bienestarismo dado que explícitamente rechaza la noción de que los humanos tengan derecho alguno para continuar usando a los no-humanos para cualquier propósito.

Realmente concuerdo con la observación de que cuidar a no humanos individuales implica nuestro manejo de sus vidas y el tener que decidir acerca de cuáles son sus “mejores intereses”. Esto es, por supuesto, verdad también para los niños humanos. Pero la necesidad de hacer estas decisiones para los no humanos continúa a lo largo de la vida del no-humano. Nunca termina. Esta es la consecuencia de haber forzado a la existencia a criaturas que no pertenecen a nuestro mundo y que no pueden sobrevivir en los suyos propios. Es una razón poderosa de porqué no deberíamos traer más no-humanos domesticados a la existencia, pero no apoya la conclusión de que estar preocupados acerca del bienestar de los individuos es una cuestión de la teoría de bienestar animal.

Cuidar de individuos animales no humanos es una forma en extremo importante de activismo, particularmente cuando está informada por la perspectiva abolicionista. Quiero compartir contigo las historias de dos personas que, desde mi punto de vista, están haciendo una diferencia y contribuyendo más a alcanzar derechos para los animales que lo que jamás podría esperarse que hagan las grandes organizaciones corporativas de bienestar animal.

Nunca dudes de que ir a tu refugio local y adoptar un animal —particularmente uno que probablemente de otra manera no conseguirá un hogar, como el animal más viejo o uno con incapacidad física o problema médico— es una forma vital de activismo por los derechos animales.

Cuando brindas un hogar afectuoso a un sin hogar, y con frecuencia abusado y siempre abandonado animal, cambias el mundo por entero para esa persona no humana. Esto es mejora progresiva.


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